Yo siempre me consideré una descreída de muchas cosas, entre ellas, lo de los años nuevos. Tal vez influída por la sensación de que nada cambia desde el último minuto de un año al primero del siguiente... nada es distinto de lo diferente que es cada segundo del resto.
No hago balances a fin de año porque es algo que hago habitualmente, antes de dar las gracias.
No me propongo cosas para el que empieza, no redacto una lista de propósitos a sabiendas que la mayoría morirán en el papel sin ver la luz.
Cierto es que por tradición muchos años lo he celebrado, aunque no siempre con las mismas ganas, que para ser exactos, la mayoría han sido pocas, ya que las fiestas que prefiero son las que surgen de forma espontánea, sin motivo ni razón, y al cabo, son las que más disfruto.
Pero no niego que, pese a que la medida del tiempo sea algo arbitrario, decidido por la sociedad, y de tan variable cadencia como nuestro estado de ánimo, hay un día al año en que, al poner la fecha debemos cambiar al menos un número respecto al año anterior.
Y ese día, como muchos otros, merecen por su especialidad una cierta atención y como tal, se la prestaré.
Intentaré ser realista, desear cosas que se puedan cumplir y desechar aquellas que, con un mínimo esfuerzo, se puedan erradicar de nuestras vidas.
Ahí voy:Deseo que la gente se serene y se sincere, deseo que todos nos centremos en la generosidad y la solidaridad.
Deseo que seamos mas humanos y nos abracemos mas, que fomentemos la empatía, el cariño y aprendamos a sonreir un poco más.
Deseo que nadie lave su conciencia echando sus culpas fuera, deseo que cada uno asuma las suyas y aprenda a perdonar.
Deseo que nadie juzgue ni critique a quienes son distintos, aunque no les entiendan.Deseo respeto por encima de todo.
Deseo un poco mas de honestidad con nosotros mismos, que no sigamos escondiendo la cabeza como el avestruz, que asumamos nuestros errores y aprendamos de ellos.
Deseo que desaparezcan de nuestros horizontes los prejuicios y los miedos, y tengamos más valor para luchar, para arriesgar y para vivir.
Deseo más ternura, más corazón y menos cabezas pensantes.
En definitiva deseo un mundo mejor, mas justo y equilibrado, mas feliz, pero desde el convencimiento de que la actitud de cada uno, su distinta y mejor perspectiva, será ese motor que promueva una mejor vida para todos los habitantes del planeta.
Bueno, con mis mejores deseos, muchísimos besos a todos.