Hola a todos:
Leyendo estos días un texto, definía la filosofía como el amor a la sabiduría, como un deseo de obtener conocimiento por el conocimiento en sí. No sólo estoy de acuerdo con la definición, sino que me parece que esa frase define más que la filosofía, la verdadera esencia de la mayoría de los seres que habitamos el planeta.
Y claro, tanto afán por aprender y por conocer, nos obliga a poner etiquetas y títulos absolutamente a todo, a crear conceptos, definiciones, sobre cosas tan dispares como cualquier objeto que nos rodee, emociones, reacciones químicas, clases de rocas, dudas existenciales... absolutamente todo tiene un concepto, una definición, una etiqueta y está debidamente catalogado, analizado y estudiado.
Esto viene a cuento de la anterior entrada de Luis Miguel. Porque cuando estuvimos comentando si éramos o no libres, si éramos lo que los demás veían en nosotros, o lo que sobre ellos proyectábamos, decíamos que con lo que realmente nos identificábamos eran simples conceptos que definían cualidades, que variaban según el momento del día, la actividad o nuestro estado de ánimo, el interlocutor que interpreta, etc, etc.
En anteriores entradas se decía también que siempre nos identificamos con lo que sentimos. Los sentimientos nos dan identidad, una falsa identidad porque es tan cambiante como el color del cielo, pero al fin y al cabo, siempre hemos vivido bajo esa apariencia de identidad. Nos cuesta comprender que esos sentimientos son simples reacciones químicas impermanentes, que tarde o temprano desaparecen y cambian.
Soy abogada. Mejor dicho, ejerzo la abogacía. Para algunos lo haré bien, para otros de pena (seguro que dependiendo más de un resultado favorable que de otra cosas). Alta o baja según para quien. Gorda o flaca... igual, guapa, fea, simpática, seria, amable...
Si la definición la tuviera que poner yo me pasaría igual. Sé que cosas me gustan e incluso cuanto cambiaron mis gustos, así que tengo muy claro que esas etiquetas no me definen, yo no soy esas etiquetas.
Y entonces surge la pregunta del millón. Si esa identidad, esa falsa identidad que desde siempre hemos paseado con orgullo es tan sólo un producto de nuestra mente,... si la quitamos, que queda? que somos? queda algo? somos algo?
Somos más con una definición? Más qué?
Si no podemos ya definirnos, si no encontramos el concepto, la definición de qué somos, perdemos algo?
Alguien sabe la respuesta????
Muchos besos a todos. Ya os contaré mi respuesta.