sábado, 25 de septiembre de 2010

Comprensión versus Intelectualización.

Los grandes descubrimientos son de la comprensión más que del pensamiento. Las herramientas de los científicos no son únicamente sus intelectos y laboratorios; hasta lo más profundo de su ser entero está trabajando duramente. El intelecto prepara el suelo de la mente y siembra su semilla en ella. Hasta que la semilla no germine, el intelecto no puede hacer nada más. Intentarlo sólo sería forcejear con el vacío. A continuación, en momentos inesperados, las semillas envían brotes a la inteligencia. Estos momentos normalmente suceden porque los científicos los han "incubado". Han estado "sentados" en el problema cuando estaban despiertos, dormidos, comiendo, andando, hasta llegar a la ¡solución repentina!
El nuevo descubrimiento rompe el viejo conocimiento y el intelecto es forzado a destruir las estructuras de hoy para construir las de mañana.
El viejo conocimiento es el obstáculo para la nueva comprensión; a esto en el budismo se le llama "la barrera construida con el conocimiento".
Igual que aquellos que se han iluminado, los científicos han sufrido grandes cambios internos. Si son capaces de conseguir profundas realizaciones es porque sus poderes de observación, concentración y atención están profundamente desarrollados.
La comprensión no es la acumulación de conocimiento. Más bien al contrario es el resultado de la lucha para liberarse de los conocimientos. La comprensión destruye los viejos conocimientos para crear espacio al nuevo conocimiento que está más de acuerdo con la realidad.

Por el Venerable Thich Nhat Hanh


Un saludo a todos de todo corazón.

Lo primero que tienes que saber es que cuando el Venerable Thich Nhat Hanh se refiere a los científicos te apunta a ti directamente.
No hay diferencia, todos somos investigadores, y nuestra unidad cuerpo-mente es nuestro laboratorio.
Ahora me gustaría que recordases cuando eras estudiante, o simplemente querías aprender algo. Estabas atendiendo una explicación, o leyendo un texto,y de repente, ¡lo entendiste!
Si te fijas cuidadosamente en este paso, que es muy sutil, te darás cuenta que la comprensión sucedió primero. Luego, milésimas de segundo después, el pensamiento intentó intelectualizarlo.
Se formaron palabras en tu mente, algo así como: "claro...esto es así porque..." intentando explicarte nuevamente lo que ya habías comprendido.
De hecho muchas veces sucede lo contrario. Absorbemos información pero la comprensión no sucede. A veces, incluso tenemos que recurrir a aprender algo "de memoria" sin entender realmente el significado de estos conocimientos.
Es una sensación frustrante para muchos estudiantes, y se dicen cosas del tipo: "soy un zoquete" o "no valgo para estudiar".
La inspiración funciona exactamente de la misma manera. Las páginas se quedan en blanco o la canción que queremos componer no acaba de aparecer.
Pero lo que tenemos que entender es que este proceso de comprensión/inspiración está más allá de la mente.
Lee de nuevo el texto del Maestro Thich Nhat Hanh, y te contaré algo que he dejado a propósito para el final.
Si nos sumergimos en este proceso podremos aspirar levemente el aroma de la sabiduría. Porque ya no se trata de un sistema que dependa de nuestra voluntad, de nuestro férreo intelecto. Más bien todo lo contrario, éste sólo servirá para obstaculizar que la comprensión/inspiración suceda de forma natural.
Si no pertenece a mi mente, ¿de dónde proviene entonces esa comprensión?
Ésa es una pregunta que cualquier estudiante sincero debería de explorar con honestidad.

Gracias a todos los científicos por estar siempre ahí fuera.


El Problema Octogésimo Cuarto (Ochenta y Cuatro)

Por Yin Yao Shakya

Traducido al Español por Hortensia De la Torre, (Yao Feng/Yin Zhi Shakya, OHY)

Octubre del 2000

Este ensayo trata acerca de los problemas – de la clase que todos compartimos. Grandes y pequeños, problemas que nos causamos nosotros mismos y problemas que el mundo nos inflige.

Una vez un hombre vino a ver al Buda porque había oído que el Buda sabía como solucionar los problemas. El hombre tenía más dificultades de las que él podía soportar, así que se arrodilló y le suplicó, “Señor, mi vida no es nada más que conflictos y sufrimientos. Ayúdame a encontrar la paz.”

El Buda sonrió. “Hermano, dime cuál es el problema.”

“Yo soy un campesino,” dijo el hombre, “un buen campesino. Disfruto trabajando en la labor. Pero siempre hay un conflicto con el clima. Algunas veces no llueve suficiente y mi cosecha se muere, entonces mi familia no tiene nada que comer. Otras veces llueve mucho y mi cosecha se malogra, y mi familia casi se muere de hambre. No importa lo que yo haga, mi vida no me trae nada más que ansiedad.”

El Buda escuchó tranquilamente como el hombre continuaba.

“Yo tengo una esposa y dos hijos. ¡Los amo a todos, pero algunas veces ser esposo y padre, es nada más que dolores de cabeza! Mi esposa siempre me reprende tanto que aunque viva hasta los cien años, ¡no tendría tiempo para imaginarme todo lo que ella quiere de mí! ¡Y mis hijos! Ellos comen mi comida y gastan mi dinero, pero no respetan ni a mí ni a la tierra. Ellos vagabundean, inútil y egoístamente.

El Buda movió la cabeza.

“¡Y entonces, están mis vecinos! Éste me roba el agua; aquél coloca su cerca en mi propiedad. El otro camina su ganado a lo largo de mi propiedad. Y el peor de todos, tiene un hijo idiota que está enamorado de mi preciosa hija. No puedo trabajar en mi cosecha sin tener que discutir con uno de ellos acerca de algo.” El hombre continuó de esta forma, cuidadosamente catalogando todos sus problemas. Después de una hora más o menos, él estaba casi en lágrimas, y muy agitado al hablar. Él inclinó su cabeza y esperó que ‘El Iluminado’ hablara las palabras que terminarían con su sufrimiento.

El Buda dijo, “Hermano, lo siento mucho. No puedo ayudarte.”

El hombre no lo podía creer. “¿Qué quiere usted decir, que no puede ayudarme?” Y entonces, disgustado, se puso a renegar. “¿De qué sirve usted si no puede ni siquiera decirle a un simple campesino como mejorar su vida?” Entonces se paró para irse. El Buda respondió, “Es verdad que no puedo ayudarlo. Y no creo que alguien más pueda hacerlo. Pero quizás yo le pueda decir como obtener ayuda de una persona que puede ayudarlo... usted mismo.”

El campesino se sentó y escuchó.

“A usted,” dijo el Buda, “y a todos y cada uno que nacen en este mundo del Samsara les ha sido dado ochenta y tres problemas. Usted trata con ellos lo mejor que puede. Ya sea si meramente los sobrevives o si los trabajas constructivamente para resolverlos, encuentras que tan pronto solucionas uno, otro instantáneamente surge y toma su lugar. Así es la vida.”

El campesino consideró esto. “Si,” dijo él, “pero, ¿podemos resolver los Ochenta y Tres problemas en el tiempo de esta vida?”

“Ah”, dijo el Buda, “ese es el problema. Una vez solucionados, ellos no se mantienen así. Ellos continúan regresando, algunas veces en diferentes lugares y otras veces con diferentes personas.”

“Entonces, ¿nunca seré feliz? ¿Estos Ochenta y tres problemas me seguirán incluso hasta la tumba?” De repente el campesino se enfureció. “¿Qué clase de enseñanza es ésta? ¿Qué voy a hacer ahora?

“Bien,” dijo el Buda, “Puedes resolver el problema Octogésimo Cuarto (Ochenta y Cuatro).”

“¡Oh, maravilloso!”, dijo el hombre sarcásticamente. “¡Ahora tengo Ochenta y CUATRO problemas! ¿Y cuál puede ser ese problema?”

“El problema Octogésimo Cuarto” replicó el Buda, “es decidir no tener ningún problema.”

Y de eso es todo lo que se trata.

Al igual que todos nosotros, el pobre campesino tuvo la experiencia de su vida con problemas y frustraciones. Al igual que todos nosotros, él soñó ponerle fin a sus problemas de una vez por todas. Pero como cualquiera que llega al budismo, él tuvo que progresar más allá de la Primera Noble Verdad: La Vida en el Samsara es agria y dolorosa.
De hecho es, que ser budista no hace que los problemas de la vida se desvanezcan. Un budista todavía tiene un trabajo, una familia y problemas de tráfico con los que se tiene que enfrentar. Ni tampoco el Budismo ofrece soluciones cómodas y fáciles de digerir para cada uno de los problemas agrios que la vida nos pone en nuestro plato.
El Budismo nos enseña que los problemas van con la vida al igual que la humedad va con el océano. Solamente los muertos no tienen problemas. Y ciertamente no encontraremos ningún consuelo en decirnos a nosotros mismos, “Bien, la próxima vida será mejor.” Estar vivo en cualquier tiempo y en cualquier lugar es un esfuerzo. Es nuestra actitud hacia la vida, la que determina si observamos o no ese esfuerzo como un problema o como un reto.
George Polya, ese matemático prominente que trabaja para solucionar problemas matemáticos, dijo, “Un gran descubrimiento resuelve un gran problema, pero hay una pequeña partícula de descubrimiento en cada problema.” Y, este es el acercamiento Budista: comprender los problemas, grandes y pequeños, buscado en cada uno de ellos la pequeña semilla del descubrimiento. Hay un gran goce en solucionar un problema cuando vemos ese problema como el origen mismo de su propia solución.
Nosotros estamos propensos a perder la perspectiva. Vemos un obstáculo y estamos ciegos al hecho de que es, en estar vivo y en ser capaz incluso de ver el obstáculo, lo que nos da la habilidad para vencerlo.
Muy a menudo, la forma mejor que tenemos de lidiar con un problema es considerarlo menos importante que los problemas de los demás. Encontramos consuelo en las banalidades. “Lloré porque no tenía zapatos hasta que vi un hombre que no tenía pies.” Pero el Budismo dice, “¿Por qué lloras porque no tienes zapatos? Deja de llorar, y encuentra una forma de obtener tu mismo algunos zapatos. ¡Soluciona primero, el problema Octogésimo Cuarto!”
Recientemente vi un grupo de muchachos que no tenían pies. Estaban jugando al baloncesto en sillas de ruedas. Ellos estaban riéndose y gritando sin diferencia alguna en la forma que ellos hubieran actuado si hubieran estado conduciendo su ofensiva y defensiva con los dos pies. Estos hombres estaban en el momento Octogésimo Cuarto, en el juego, disfrutando la vida.
El mundo está lleno de hombres que tienen dos pies pero que no disfrutan nada y protestan de casi todo porque ellos no pueden encontrar esa pequeña semilla de descubrimiento dentro de ninguno de sus problemas.
Los hombres en las sillas de ruedas aceptaron lo que había sido puesto en su plato, y sin importarles lo agrio que era, dejaron que eso los nutriera. Ellos hallaron una forma de resolver su problema y de encontrar la satisfacción del descubrimiento en esa solución.
Y esto es lo que aquel campesino necesitaba hacer. En lugar de quejarse, él necesitaba responder a los retos del clima adquiriendo otras destrezas, ocupándose de que él y su familia aprendieran el intercambio o una habilidad agrícola de forma que cuando hubiera sequías o inundaciones, ellos hubieran podido ser capaces de continuar prósperos. Él necesitaba reunirse con sus vecinos y discutir las soluciones de la ley, el respeto mutuo y el trabajo en grupo, en lugar de oponerse.
Hay un goce en descubrir, en crear algo nuevo y útil, en aceptar un reto e involucrarnos nosotros mismos constructivamente en su solución. Todos necesitamos resolver primero, el problema Octogésimo Cuarto. Esa es la actitud. Esa es la Gracia. Es el estar agradecidos de estar vivos aquí y ahora y ser bendecidos con todos los otros Ochenta y Tres retos de la vida.

Traducido por Hortensia De la Torre, (Yao Feng) (Yin Zhi Shakya después de la ordenación)

Octubre del 2000


miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Naturaleza del Placer.

Un saludo a todos de todo corazón.

A continuación un extracto de una conversdación con el maestro advaita Sri Nisargadatta Maharaj.

Mah (Maharaj) : ¿No es feliz ahora?
Int (Interlocutor) : No, no lo soy.
Mah: ¿Qué le hace infeliz?
Int: Tengo lo que no quiero, y quiero lo que no tengo.
Mah: ¿Por qué no lo invierte?: quiera lo que tiene y no se preocupe por lo que no tiene.
Int: Quiero lo que es agradable y no quiero lo que es doloroso.
Mah: ¿Cómo sabe lo que es agradable y lo que no lo es?
Int: Por la experiencia pasada, por supuesto.
Mah: Guiado por la memoria ha estado persiguiendo lo agradable y esquivando lo desagradable. ¿Lo ha logrado?
Int: No, no le he logrado. Lo agradable no dura. El dolor vuelve de nuevo.
Mah: ¿Cuál dolor?
Int: El deseo del placer, el miedo del dolor, ambos son estados de miseria. ¿Hay un estado de placer sin mezcla?
Mah: Todo placer, físico o mental, necesita un instrumento. Ambos instrumentos físico y mental son materiales, se fatigan y se agotan. El placer que proporcionan es necesariamente limitado en intensidad y duración. El dolor es el trasfondo de todos sus placeres. Usted los quiere porque sufre. Por otra parte, la búsqueda misma del placer es la causa del dolor. Es un círculo vicioso.
Int: Puedo ver el mecanismo de mi confusión, pero no veo mi salida de él.
Mah: El examen mismo del mecanismo muestra la salida. Después de todo, su confusión está solo en su mente, que hasta ahora nunca se ha rebelado contra la con-fusión y nunca ha logrado hacerse con ella. Se ha rebelado solo contra el dolor.

Gracias a todos por estar ahí fuera.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Sobre la reencarnación


Hola a todos:


Llegué ayer de Budapest, del campeonato, y quería proponer algo a Luis Miguel, si te parece bien, pero primero he de contar algo.


Hace algunos años, con ocasión de la muerte de alguien cercano, empecé a interesarme por la reencarnación. Leí todos los libros publicados por Brian Weiss y llegué a asistir a una charla/regresión que realizó en Madrid. Confieso que nunca conseguí "regresar" a ninguna vida pasada, pero creo que era más fruto de mi rigidez mental que de su habilidad como hipnotizador.


Tiempo después, profundizando en el tema y desde una perspectiva budista, Luis Miguel me explicó que en el budismo no se considera la reencarnación como se describe en las películas o los libros de Weiss. El alma no va de un cuerpo a otro a través del tiempo, sino que se considera el alma como una energía global que comparten todos los seres sintientes.


Podrá o no dejar una huella en nuestra memoria energética, que explicaría los dejâ vu, que en más o menos ocasiones todos hemos tenido.


Cuando corrí en Budapest el domingo pasado, la carrera nos obligaba a cruzar tres veces el Puente Lanchid. En aquéllos momentos tuve sensaciones bastante especiales que achaqué al cúmulo de emociones que se producen en estos eventos, y nada más.


A la mañana siguiente, volvimos a cruzar el puente camino de Buda, y en el recinto del Castillo encontramos unas fotos gigantes con la historia de la ciudad, y entre ellas aparecían fotos del Puente Lanchid, el segundo puente mas antiguo de Europa que unió de forma permanente a Buda con Pest.


En una de aquéllas fotos (las primeras en realidad eran dibujos), aparecía derruido en la segunda guerra mundial, cuando las tropas alemanas lo dinamitaron en su retirada, para hacer todo el daño posible a la ciudad.


Cuando vi aquélla imagen supe con certeza que yo había estado allí y precisamente conocía el puente en ese estado, caído sobre las aguas del Danubio, apenas sujetas las cadenas que le dan nombre por algunos hierros retorcidos.


Cuatro años mas tarde, una vez reconstruído, fue reinaugurado, haciendo coincidir su apertura con el centenario de su construcción.


Vuelve a rondarme la idea en la cabeza, vuelvo a interesarme por la reencarnación, por saber en qué consisten esos recuerdos de vidas pasadas. No quiero saber quien fuí en otras vidas, porque no era yo, evidente. Tampoco quiero enfrentarme ahora a aceptar que si esa sensación sobre el pUente es real, tal vez fui yo el artillero que colocó la dinamita o la detonó.


Sólo quiero que, si te parece, nos expliques algo sobre la reencarnación desde la perspectiva budista.


Y una pregunta un poco mala... por qué se busca a la reencarnación del Dalai Lama????


Muchísimos besos a todos.

A los alumnos del curso "Budismo Esencial"

Un saludo a todos de todo corazón, hoy en especial a todos los alumnos, tanto los presenciales como a los integrantes del curso por internet.

Quería comunicaros una novedad.

A partir de mañana, todos los Viernes a las 16.30 hora española, estará abierta la cuenta de skype budismoesencial durante como mínimo una hora.
De esta manera se abre una vía de comunicación profesor-alumno que espero que sea muy beneficiosa para todos. Podrán consultar aquí en blog las fechas, tanto de las sesiones presenciales en Montilla (como hasta ahora) como las de la comunicación virtual.
Gracias a todos por estar siempre ahí fuera.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Budismo Esencial.

Un saludo a todos de todo corazón.

Como bien dice Mariola en su última entrada, ya estamos de vuelta.
Y por supuesto, las clases presenciales del curso "Budismo Esencial" también recomienzan.
Será el próximo Viernes día 10, a las 20.00 h.
¿El lugar?.
Donde afortunadamente es costumbre: En el salón "Cervantes" de las "Escuelas del Pescao" en la calle Miguel Molina nº1, en Montilla.

Será un placer volvernos a encontrar.

Gracias a todos por estar, apesar de las largas ausencias y retiros, siempre ahí fuera.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Ya de vuelta

Hola a todos:
Más o menos todos nosotros hemos vuelto ya de las vacaciones. Espero que las hayais disfrutado y aprovechado para descansar y recargar pilas.
Reconozco que es un tópico, pero cada vez duran menos, aunque he de reconocer que, mi profesión me gusta y además me permite días libres de vez en cuando, por lo que nunca llego al período vacacional con esa terrible sensación de stress y cansancio, de hecho, creo que me canso físicamente mucho más en vacaciones.
Pero a lo que iba, que no es otra cosa que esa sensación que la mayoría tiene de volver a la rutina, y casi de que lo bueno de la vida se ha terminado hasta las próximas vacaciones, contando en el calendario cuantos días hay que trabajar hasta el próximo puente, festivo o días de vacaciones.
Con semajante mentalidad es fácil caer hasta en depresión y es que, nos guste o no, hay que trabajar y ganar dinero para vivir. Buscar un trabajo que te guste no está al alcance de todos...
O sí?
Porque cuantas veces aceptamos un "trabajo mejor" (mejor remunerado) aunque en esencia nos guste menos? Para qué? Para poder comprar más cosas, casas mas grandes o mejores coches, que al fin y al cabo, sólo van a ser fuente de nuevas preocupaciones más que un aporte real de felicidad.
Un amigo común, ya fallecido, Ramon, finalizaba todos sus mensajes y escritos con una bonita frase: "Busca un trabajo que te guste y no volverás a trabajar un ´sólo día en tu vida".
Y tenía mucha razón.
Muchos estaréis pensando que vaya tontería digo, que la vida no te ofreció la posibilidad de elegir. Tal vez sea cierto y entonces, acepta que el trabajo es necesario y cumple una función, eso siempre. Ningún trabajo es inútil. Busca su utilidad, su función y mírate a ti mismo como esa pieza del engranaje sin la cual la máquina no funciona. Da igual si esa pieza se puede sustituir, ahora la pieza eres tu, y formas parte del movimiento total de las máquinas. Disfruta eso y seguro cuesta menos poner cada noche el despertador.
Bueno, por ahora es todo. Es que estoy un poco hastiada de los comentarios hasta en las noticias sobre la vuelta al trabajo.
Muchísimos besos a todos.