martes, 20 de noviembre de 2007

Seguridad

Hola a todos:
Hoy pensaba que una de las cosas que nos encadena es aferrarse a las cosas, acostumbrarse a las rutinas, porque uno tiende a pensar que su seguridad depende de ello.
Nos habituamos a tratar con la misma gente, a comer en los mismos restaurantes, a leer un tipo de libros, escuchar una clase de música, vestimos de una determinada forma...
Nos parece que andar sobre pasos conocidos en andar sobre seguro... y eso es un error.
Conozco gente que conduce hace años y no se atreve a viajar fuera en coche, por si no conoce las señales (como si cambiasen de una provincia a otra), gente que se niega a comer en un restaurante japonés por si no le gusta lo que le sirven.
La seguridad poco a nada tiene que ver con lo conocido, a mi parecer. La seguridad es una sensación nuestra, interna, muy privada.
La seguridad tiene mas que ver con tener claro lo que haces y querer hacerlo.
La seguridad nace de nosotros y no de nuestro entorno.
La seguridad nace de querer vivir una experiencia nueva sin temor a lo desconocido.
La seguridad la vive quien desea conocer y disfrutar el mundo sin más, y cuando algo no te gusta, no lo repites.
La seguridad es sólo vencer el miedo, sólo eso, sabiendo que, entre las mil millones de cosas apasionantes que te quedar por descubrir, tú podrás participar de muchas de ellas.
Bueno, al menos, eso es lo que creo yo. Creo que mi seguridad aumenta mientras menos me estanco en el mundo, cuanta mas gente conozco, a medida que mas experiencias vivo, tal vez sólo sea mi sensación, pero hace ya mucho tiempo que dejé de vincularla con mi familia, mi casa, mis libros o mi música.
También os digo que una de mis grandes pasiones es conocer gente, escuchar opiniones, conocer nuevos lugares, sabores, colores, sonidos...
Y ahora, muchísimos besos a todos.

1 comentario:

Pedro Estudillo dijo...

Si la felicidad es vivir sin miedos, la seguridad debe ser sinónimo de felicidad.
Comparto tu opinión; sólo nosotros somos dueños de nuestros miedos, por tanto, también sólo nosotros tenemos la potestad de mandarlos bien lejos.
Un fuerte abrazo.