lunes, 12 de noviembre de 2007

Los trajes que llevo en la mente.


Un saludo a todos de todo corazón.

En su último mensaje, Mariola descubrió que podía escuchar varias voces en su mente, y que además podía identificarlas. Nos encontramos ante una faceta más del error psicológico inherente a la mente humana.

Me explico: Ya no solamente quedamos asociados a nuestra mente, no como herramienta memorizadora y clasificadora de datos, sino como ente integrante e indivisible de nosotros mismos. No. Es que además pensamos que se trata de una entidad única. Y no es así.

Al quedar controlados/apegados a nuestra mente, nunca me cansaré de repetirlo: tu mente no eres tú, automáticamente le damos una entidad única. Aseguramos que somos un sólo yo, o ego. Pero si te fijas muy atentamente veras que no es así. Hay varias voces, varios paquetes de pensamiento, recuerdos, deseos, prejuicios y creencias, que parecen viajar juntos, formando una entidad un poco más independiente y autosostenida. ¿Suena raro? No lo es tanto si lo vemos con unos ejemplos. Me gusta llamarles, en vez de voces, "trajes", ya que son trazos mentales que van poniéndose y quitándose según las circunstancias. A veces soy el médico, y otras veces el padre de familia. Si no me fijo parecen la misma entidad, pero en realidad no es así. Actúan, hablan, reaccionan y demás de forma totalmente diferente. Otras soy el amante, el amigo, el hijo, el vecino, y así sucesivamente. Nos vamos cargando durante nuestra vida de una serie ilimitada de "trajes" cada uno con sus reglas, peso y complejidad.

Qué pesado, ¿verdad?, andar por ahí cambiándonos de vestimenta continuamente, teniendo que estar muy pendientes de esto o aquello. ¿Cómo podría aliviar e incluso eliminar esta carga?

Pues es muy sencillo, pon un poco de atención y consciencia a tu vida. Al principio sólo podrás identificarles. Pero eso ya es mucho, cuando antes ni sabías de su existencia. Luego iras conociéndoles perfectamente, siendo consciente de cuando aparecen, y de como reaccionan. Después si sigues vigilando (no les juzgues, ni te opongas, sólo observa) serás capaz de dejarles atrás, porque la luz de tu mirada hará que simplemente dejen de estar ahí. Y os aseguro que es una sensación liberadora. Porque cuando hace mucho calor, ¿para qué andar vestido hasta el cuello con varias capas de abrigo?

Ropita la justa.

Gracias a todos por estar ahí fuera, abrigados y frescos.

1 comentario:

mariola dijo...

Hola a todos y en especial a Luis Miguel:
No termino de entenderlo, la verdad...
Verás, entiendo lo que tantas veces nos has explicado sobre los trajes y que no somos nuestra mente. Lo sé y a veces, sólo a veces, tengo la lucidez suficiente para ser la observadora, del entorno, de los demás, de mis reacciones...
Pero una cosa es lo que yo entiendo de lo que explicas de los trajes, cómo actuamos en cada momento y cómo llegamos a confundirnos al identificarnos con cada traje o con cada voz interna...
Pero a menudo no soy capaz de separar, de observarme desde fuera, cuando se trata de sensaciones. Intentaré explicarme:
Sé que la tristeza es un estado, como lo son todos los demás... que no son esencia de nada, sino simplemente estados. La alegría, el optimismo, las ganas de luchar...
Tú a eso también le llamas trajes? Yo sé que no soy ni el abogado, ni la amiga, ni la vecina... Sé que esos son los trajes de los que hablas, y a veces he podido despojarme de ellos... pero la abogada, la vecina o la amiga no siempre se sienten igual.
En ocasiones la abogada está enfadada, o no se sabe distanciar de las situaciones, o la vecina está ese día pasota o la amiga en plan negativo...
Todo, todo son trajes?
Supongo que el tema da para mucho y mi engañosa mente sigue jugando todo lo sucio que le dejo... y después de leer este comentario tuyo, creo que me queda demasiado camino por recorrer...
Muchísimos besos a todos, esos los doy sin traje.