miércoles, 28 de mayo de 2008

¿A qué huelen las nubes?

Un saludo a todos de todo corazón.
Hoy propongo un tema menos profundo, quizá, pero consecuente a las situaciones que vivo en el día a día.
Ayer, durante la cena en el hospital, las conversaciones giraron sobre la crisis político-económica de nuestra España actual. Uno de mis compañeros me dijo: "Pensaba que como budista no opinarías sobre política", y se mostró sorprendido e irónico.
"Pensabas que me dedicaba sólo a averiguar a qué huelen las nubes, ¿no?", le dije provocando algunas risas y relajando el ambiente.
Me acordé de un hermoso cuento chino que ahora os transcribo:
"Durante la era de los Tres Reinos en Korea, los Reinos de Shinla y Backche estaban en guerra. El Reino de Shinla unió sus fuerzas con el ejército de la Dinastía Tang y la situación en la guerra era horrible para todos.
En aquel entonces, cerca del campo de batalla, había un templo budista en la montaña donde los monjes se cultivaban.
Al ver y oír el rumor de la guerra, la sangre y los gritos de los seres conscientes bajo la montaña, un monje pensó en su sufrimiento y quiso bajar para ayudar.
Pero cuando él compartió su idea de bajar y ayudar, todos los demás monjes le dijeron que su trabajo como monjes profesionales era cantar las escrituras, sentarse en meditación y adorar a Buda, es por eso que la gente en el mundo secular respeta a los monjes.
Entonces todos los monjes decidieron quedarse en el templo y no involucrarse en los asuntos de la gente común.
Pero el monje pensó en ello toda la noche y no pudo soportar el sufrimiento de la gente de abajo y no hacer nada al respecto, entonces bajó con la idea de ayudar.
Pero durante la batalla, mataron a este monje, todos los monjes del templo oyeron la noticia.
Pero aquella noche casi todos los monjes tuvieron el mismo sueño, en el cual, el monje subió hasta el cielo habiendo alcanzado la iluminación".
Creo que es una historia muy hermosa porque muestra que nuestras acciones deben partir de un corazón puro. Y claro, un corazón de estas características no busca la gloria, no busca que le encasillen, y es libre de ir allá donde le lleve la COMPASIÓN por los demás.
Los tabúes, los objetivos personales, el qué dirán, y tantas cosas del estilo, no son más que espejismos que obstaculizan nuestra visión. El Amor, y la Compasión debe de ser nuestra guía.
Así podrá haber budistas, cristianos, musulmanes, etc... de uno u otro partido político. Pero...¿qué más da?
Por supuesto que no tengo un corazón de estos, ya me gustaría a mi.
Pero me lo recuerdo constantemente a ver si se me pega algo.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

3 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Me ha gustado mucho la historia; intentaré también aplicarla en mi vida, como hago con todos tus sabios consejos.
Por cierto, me he quedado con las ganas de saber a qué huelen las nubes.
Un abrazo.

mariola dijo...

Lo siento pero es que me lo habéis puesto a huevo. Parecéis un anuncio de compresas. Jijiji..
Ahora en serio.
Hay cosas ante las que no podemos quedarnos quietos, como le ocurrió al monje.
No podemos quedarnos quietos si escuchamos a nuestro corazón, si nuestra guía es como bien dices, el amor y la compasión.
Sólo cuando te dejas gobernar por la mente, dejas que tus acciones sean prácticas y seguramente rentables. Planeas tus actos, esperas obtener algo a cambio, mides los riesgos y al final te apartas.
Yo tampoco tengo un corazón puro, aunque a veces, recuerdo que lo tengo y le dejo guiarme.
Y siempre es un placer.
Muchos besos

Anónimo dijo...

Precioso escrito.
Si la gente que están en los gobiernos, utilizasen la compasión como forma de vida, todo nos iría mejor.

Hoy en día sólo se piensa en perdurar en los sillones del poder y del dinero y de esta forma se hace mucho daño al pueblo.