miércoles, 21 de mayo de 2008

¿Cuánta gente hay aqui dentro?

Un saludo a todos de todo corazón.
Este texto de hoy ha sido inspirada por el último comentario que hizo Pedro en mi entrada anterior.
Cuando empecé a estudiar budismo escuché hablar por casualidad de que existían unas "enseñanzas secretas" en la escuela tibetana. En aquél entonces había un halo de misticismo en todo aquello que aprendía, poderes sobrenaturales, levitación y un largo etecétera de misterios que coloreaban los secretos que aguardaban por ser descubiertos.
No fue hasta muchos años después que pude ser instruido en estas enseñanzas.
¿A que venía tanto secretismo?
Buda enseñaba de forma selectiva a sus discípulos. Me explico: según el grado de entendimiento, evolución o sabiduría de cada uno, así mostraba la enseñanza más apropiada. Como una especie de curso moderno dividido en temas que se van complicando según se avanza en la asignatura.
De ahí vino el término "secretas", ya que no era algo simplemente que se debía ocultar, sino que debido a su complejidad, su comprensión no estaba al alcance de todos, y los discípulos a instruir se escogían con cuidado.
Bien.
Uno de estos temas ya le describí muy brevemente cuando os hablé de una banda energética que englobaba los pensamientos, las ideas, etc, etc... La idea era que el cerebro se convertía en una antena que sintonizaba con los pensamientos, más que el propio creador de los mismos. No es un concepto fácil, lo sé.
De aquí supondremos que todos los seres humanos contactamos con la misma fuente de pensamientos. Compartimos mucho más de lo que creemos, y estamos interconectados de una forma mucho más profunda.
Esta enseñanza avanzaba mucho más. El concepto del "yo" mudaba sustancialmente, ya que se considera que no hay un "yo" único, tal y como le conocemos, sino una multitud de ellos. Este tema ya le discutimos alguna vez cuando hablábamos de los diferentes "trajes" que usábamos en la vida cotidiana. No hay un "yo" único y continuo, sino que se van alternando diferentes patrones o "yoes" según nuestras necesidades.
Un paso más.
Cuando contactamos con otra persona y ésta nos influye, por ejemplo, al enseñarnos, adoctrinarnos, etc..., compartimos un mismo patrón de energía. Algo así como si parte de esta persona pasase a ser parte nuestra. Un mismo patrón que formará parte de nuestro "yo" cuando sea necesario. Y ese "regalo" estará a nuestra disposición siempre, aunque la persona que nos lo cedió haya cambiado de forma.
Se podría decir, metafóricamente, que dentro de nosotros existen múltiples "yoes", por ejemplo en un cristiano estaría parte de Jesús, de sus padres, de sus amigos, etc, etc... que irían tomando la alternativa según esta persona les fuera necesitando. De alguna manera estarían vivos dentro de él.
Por eso cuando Pedro me comentó que existen los recuerdos de la persona fallecida para acompañarnos, diría que existe mucho más. Esa persona puede seguir viviendo dentro de nosotros si escuchamos con atención.
Es un tema muy sutil y complejo, dado con facilidad al malentendido y a la especulación.
Por eso quizá me haya equivocado y debería seguir siendo un "secreto".
Ay.. ya le he dado a publicar...ya no hay remedio.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

1 comentario:

Pedro Estudillo dijo...

Para mí sigue siendo un gran misterio. ¿Qué sería de la vida sin los misterios? Como tú dices, algunos no deberían de revelarse nunca, así nuestra búsqueda seguiría conduciéndonos por parajes hinóspitos y maravillosos, que de otro modo nunca descubriríamos.
Un sincero abrazo para todos.