sábado, 28 de abril de 2012

SER COMPASIVO


Un saludo a todos de todo corazón.

Me pregunto: ¿Cómo puedo vivir la compasión en mi vida cotidiana? De hecho: ¿Qué es la compasión?

Creo que hay mucho desconocimiento a este respecto, ya que la mayoría piensa que la compasión es un sentimiento. Un estado mental que se puede generar con ciertos ejercicios. Muchos además le asocian a la compasión el tener algo así como “pena” por el prójimo.

No es que lo dicho anteriormente esté totalmente equivocado. Pero no llega al auténtico significado de lo que la compasión debe ser.

¿Quiere ser compasivo? Entonces sepa que sentir compasión es el estado de querer aliviar la carga a otra persona y la acción que sigue a ese sentimiento. Y le voy a poner un ejemplo cristiano. Cuando Jesucristo cayó en el camino portando la cruz, ¿no se apareció un hombre que le ayudó a cargar con el madero?

Eso es compasión.

Evidentemente se necesita un sentimiento primero. Si explicamos el proceso a través del “noble camino óctuple”, diríamos que lo primero es tener un pensamiento correcto. Este pensamiento puede ser la decisión de ayudar al prójimo. “Estaré pendiente de la posibilidad de ayudar a otra persona, por lo menos, una vez al día”. Es un buen comienzo.

También hará falta visión correcta para saber qué tipo de ayuda será la que necesita el otro. De nada me vale que me empeñe en ofrecer dulces a una persona si es diabética. Necesito dilucidar que lo que ofrezco es lo que es necesitado. No es hacer lo que me plazca.

 Hace falta atención correcta para darnos cuenta y que no se nos pase la oportunidad, y el esfuerzo correcto para llegar a hacerlo.

Nuestro habla correcta nos permitirá llegar con sinceridad y cariño, y la acción correcta será hacerlo sí o sí.
El modo de vida se hará correcto debido a los pasos anteriores.

¿Cuál seré entonces la meditación correcta?

Imagínese en una sala de cine. En la pantalla visualice a una persona querida para usted. Vea como sufre. ¿No siente la necesidad de ayudar?

Ahora ponga en la pantalla a una persona neutral para usted. Ni la quiere ni la odia. No es más que una cara más de esas que ve todos los días en el supermercado o en la parada del autobús. Vea como sufre también. ¿No siente la necesidad de ayudar?
Para terminar visualice una escena nueva en donde la persona que sufre sea alguien que en su historia personal le haya hecho algún mal. Puede que todavía le guarde rencor, pero observe como sufre también. ¿No siente la necesidad de ayudar?

Lo cotidiano es que sienta mayor necesidad (hasta imperante y aguda) con la primera persona. Menos o casi nada con la segunda y no le importe lo que le pase a la tercera.

La sabiduría correcta es comprender que cada uno de los tres tipos de personas es susceptible de necesitar nuestra compasión. Pregúntese si sería capaz de ayudar a la segunda y tercera persona y por qué. Véase a usted en la película también ayudando a las tres personas, observe como sonríen cuando su dolor es aliviado.

Recuerde que la compasión es un ejercicio que termina en acción. Es querer y hacer algo para aliviar el sufrimiento de otro.

Eso no significa que usted tenga que realizar grandes sacrificios. A veces son pequeños gestos, cotidianos, como ayudar al vecino a subir las bolsas de la compra, dejar pasar a otro vehículo en un cruce, o ayudar a una persona perdida dándole las indicaciones correctas en la calle.

Ser compasivo no implica hacer sacrificios por su parte. Nos encanta tomar el papel de mártir, pero no es necesario. Ni siquiera es compasión hacerlo de esa manera.

Simplemente esté atento y varias posibilidades de ayudar se le aparecerán en su día a día.

Es tan fácil como que cada uno de nosotros aporte su granito de arena.

¿Ser compasivo no es lo mismo que amor?

Claro que están relacionados, pero a veces prefiero pensar que el amor es el estado mental que siento cuando veo sonreír a los demás.

Gracias a todos por estar ahí fuera, compasivamente, al otro lado de la pantalla.


1 comentario:

José Ramón dijo...

Interesante esta entrada saludos desde…
Abstracción textos y Reflexión.