domingo, 22 de abril de 2012

FRACASO


Un saludo a todos de todo corazón.

Las personas habitualmente tenemos asociado una gran problemática al hecho de las pérdidas. Alguno se estará preguntando, “Pues vaya descubrimiento ha hecho éste, ¿no es así con todo el mundo?”

Pues una vez más le recuerdo que todo es relativo, y que perder o fracasar en algo no implica necesariamente que tengamos que tomarlo como una pérdida.

Y esto no es sólo una treta filosófica, una discusión entre “sabios”. No señor. La humanidad está llena de ejemplos de personas que encontraron sentido a un refrán tan simple como el de “Dios cierra puertas, pero abre ventanas”.

La otra mañana mi hijo mayor me comentaba que por primera vez en un par de meses había conseguido marcar un gol durante un partido. Mi hijo está inscrito en una escuela de fútbol, y al principio se había desilusionado un poco al haber encontrado el deporte más difícil de lo que él mismo se esperaba.
El caso es que no dudé en aprovechar la oportunidad para recordarle que cuantas más veces intentase tirar a puerta, cuántas más veces fallase, la probabilidad de acertar y marcar un gol es mayor.

Le comento otro ejemplo de constancia y paciencia, que visto desde mi punto de vista no es otra cosa que sabiduría del “cómo funcionan las cosas”. Quizá usted haya leído alguna vez algún libro de la colección “Sopa de pollo para el alma”. ¿Sabía que sus escritores fueron rechazados por editoriales a la hora de publicar su obra 142 veces?

Piénselo bien: ¡142 veces!

Me maravillo al pensar que estas personas nunca perdieron la fe, la verdadera, y siguieron insistiendo una y otra vez. Pregúntese: “¿Hasta dónde hubiese aguantado yo?”

Lo más seguro que al llegar a 100 rechazos nos hubiera parecido un número redondo y más que suficiente para darnos por vencidos (y para justificarnos a nosotros mismos).

Pero estas dos personas, ahora millonarias debido al éxito de su libro (y de una serie de ellos que siguieron al primero) aguantaron 42 rechazos más.

Así que si durante un tiempo no marcas goles… ¡Sigue insistiendo! ¡No dejes de jugar!

Un resultado negativo, o mejor dicho, distinto al que esperabas no tiene por qué ser un fracaso. Lo peor de todo es que tenemos esa mala costumbre y a menudo desistimos de cualquier proyecto al primer mal resultado.

Pero mi pregunta es: ¿Existe algo así como un mal resultado?

Cuanto más lo intentas, pasan dos cosas: primero debes de aprender: ¿Qué es lo que he hecho mal? Porque no se trata de estar repitiendo los intentos una y otra vez sin cambiar algo, sin buscar qué es lo que se puede mejorar. De otra forma sería como ir presentando un libro cientos de veces al mismo editor. Si éste le rechaza puede preguntar qué tipo de libro es el que prefiere (por si decide ir escribiendo otro mientras tanto) y al mismo tiempo ir buscando a otro u otros editores. Otro ejemplo: Paulo Coelho (el famosísimo escritor brasileño) no pudo publicar ninguna de sus obras en su país. Mira que Brasil es grande, pero terminó siendo aceptado por una pequeña editorial catalana que estaba recién comenzando su andadura comercial. ¿Buscaría usted en otro país lo que no encuentra en el suyo, o se conformaría con “lo que hay”, porque “malo conocido es mejor que malo por conocer”?

Así que hay que aprender de cada resultado, mejorar si es posible, ver lo que no ha funcionado y cambiarlo.
Lo segundo que es importantísimo es darse cuenta de que es una cuestión de estadística matemática. Cuanto más lo intenta más se acerca a un resultado positivo. Sin importar cuántas veces haga falta para conseguirlo.

“Dios cierra puertas pero abre ventanas”.

Alguno de ustedes estará pensando que depende en qué casos esto que les explico podrá ser aplicado o no. En casos extremos como enfermedad y demás, pues bueno, hay no habrá nada que hacer, ¿no?

Entonces déjeme que le cuente la historia de W. Mitchell. Un tipo aventurero y bien parecido que sufrió un terrible accidente de moto. Sufrió quemaduras en todo el cuerpo. Su rostro quedó brutalmente desfigurado. Pudo reponerse a heridas que médicamente deberían haberle matado. No obstante no se vino abajo y siguió siendo un aventurero alocado hasta que otro accidente (sí, sí, otro), esta vez de avioneta, le dejó en parapléjico en una silla de ruedas.

¿Fue ahí cuando Mitchell se deprimió? ¿Cuándo desistió? Pues no. Aunque reconoce que no fue fácil, siguió adelante. Hoy por hoy es dueño de un ente empresarial, está felizmente casado y se presentó a las elecciones para senador de los Estados Unidos bajo el lema: “No soy un guapo más”.

Por supuesto Mitchell también se dedica a dar charlas motivacionales por todo el mundo. Habla de que hay que seguir adelante, de que no hay que desistir. Pero también incluye, y le da la mayor de las importancias, al hecho de que hay que ser agradecido por lo que se tiene, aunque nos parezca poco. Suele comentar: "Por lo menos ustedes tienen una cara. Ya tienen más que yo”.

¿Existe algo así que podamos llamar fracaso?

No, claro que no. Es simplemente que todavía no hemos sabido hacerlo de la manera adecuada. Habrá que seguir probando, buscando la manera. No desistiendo.

Me gusta aquel dicho que decía: “Para atrás… ni para coger carrerilla”.

Gracias a todos por estar ahí fuera, si leen esto es porque todavía no han desistido.

Si desea descargar el MP3 del texto leído haga click aquí.






No hay comentarios: