lunes, 16 de abril de 2012

MATICES

Un saludo a todos de todo corazón.

Esta mañana me he levantado pensando en lo hermoso que es recibir una sonrisa sincera. Muchas veces no se necesita nada más. Una sonrisa, una mirada, un gesto…

Llevamos demasiado tiempo anclados al sistema de definiciones de las palabras. Se nos ha perdido el lenguaje del resto del cuerpo, tan rico en matices y significados.

Una persona se habitúa a utilizar su lenguaje oral como único procedimiento a la hora de poder comunicarse con los demás. Es como si, cuando te encuentras con otra persona, necesitas encontrar las palabras adecuadas, decir lo correcto, quedar educadamente bien posicionado utilizando esos instrumentos.

Porque al final, las palabras no son más que meras herramientas.

La mente posee el defecto de conceptualizarlo todo. Hasta el punto de conceptualizar cosas que en verdad no existen físicamente.

Me explico poniendo el ejemplo de la justicia.

¿Qué es la justicia? Seguro que todos nosotros podemos dar alguna respuesta, pero en realidad la justicia no es nada. No existe en la materialidad. Es un concepto, una utopía, una regla, una ley, pero no posee existencia, ¿entiende? No la puede usted mostrar. No me la puede traer ante mis sentidos más allá de una conjetura, de un juego de palabras.

Podemos pelear por ella, matar por ella, pero ese “ella” no llega más lejos que ser una presunción de ideas. De hecho, ese conjunto de conceptos puede variar muchísimo si cambiamos de un marco cultural a otro. Lo que es justo (y legal) en una aldea de África Central no nos lo parece tanto a los europeos. Nos puede parecer incluso todo lo contrario, una barbarie (véase la manía que tienen en algunas de estas aldeas con lo de la ablación de clítoris).

Ese tejemaneje tan extraño es propio y exclusivo de la mente humana: el hacer “castillos en el aire”.

¿Y éste es el método que elegimos para poder comunicarnos con efectividad los unos con los otros? ¿Así, con conjeturas vagas y construcciones inexistentes?

La verdad es que la palabra (procedimiento utilizado por un servidor para comunicarme con usted) es una herramienta útil en un contexto adecuado.

Pero, tal y como he empezado el post, esta mañana me he levantado pensando que una sonrisa sincera es muy hermosa, y que el rostro humano está lleno de matices y significados mucho más ricos que una miríada de elegantes y bien escogidas palabras.

Así que, como ejercicio para hoy, le recomiendo, siempre que me lo permita, que ejerza su sonrisa con otro ser humano por lo menos una vez en el resto del día. Que intente comunicarse con los otros, de ser consecuentemente posible, a través de un gesto, de una mirada. Que haga el esfuerzo de transmitir sus sentimientos con franqueza (porque si no esto no le va a funcionar) a través de otros métodos de lenguaje.

Hagamos de esta manera homenaje a un bello escrito de Tagore que me viene ahora que ni pintado para transmitirle a usted, aunque sea a través de palabras, lo que siento.

Y decía más o menos así: “Me sonríes y me hablas de nada en especial. Pero sólo por esto es por lo que he esperado tanto”.

Gracias a todos por estar ahí fuera (y aunque no puedan verme, sepan que siempre les sonrío).

Si desea descargar el mp3 con el texto leído click aquí.



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