jueves, 4 de octubre de 2007

La soledad acompañada

Hoy contaré una reflexión un poco triste, pero, a mi entender, por desgracia muy real.

El otro día, conversaba con otras dos personas, sobre parejas, el eterno tema. Discutíamos sobre la común creencia de que, mientras no tienes una pareja, pareces no haber completado tu historia, no haber alcanzado tu plenitud.
Pero comentábamos justamente la paradoja de que, pese al absoluto convencimiento social de la vida en pareja, tal como se concibe, conocíamos muy pocas parejas que realmente se llevaran bien y estuvieran compenetradas, cohesionadas. Conocíamos pocas a las que de verdad y en mayúsculas, se pudiera llamar PAREJAS, la mayoría eran sólo dos que vivían en una misma casa.
Surgió la duda de si nos habrían vendido esa historia del amor eterno, para toda la vida. La historia del príncipe azul que un día aparece en tu vida, te enamora perdidamente y te hace feliz para siempre de los siempres.
Pero yo creo que no. Sí creo que nos vendieron la película del príncipe azul y todos nos la creímos, pero creo que es más grave que todo eso, porque hace mucho tiempo ya que todos distinguimos la realidad de la ficción... la diferencia entre los príncipes y los sapos.
Creo que la mayoría de la gente solo teme a la soledad.
Naces en el seno de una familia y dejas tu casa familiar para unirte a una persona y formar otra familia.
Si durante tu época de estudiante alquilas un piso, lo compartes con otros, y un día te das cuenta de que jamás has estado solo, y da miedo.
Veo a diario parejas que sencillamente se soportan y toleran, pero en las que ya no existe nada más que las una. Tienen una vida en común que apenas comparten, un pasado conjunto que recuerdan por separado, y ninguna ilusión por el futuro.
A esto es a lo que, en aquella conversación, llamábamos soledad acompañada, porque al fin y al cabo, viviendo en pareja, se sienten solos, muy solos. Cada uno tiene sus aficiones, sus ilusiones y aquéllos sueños a los que renunciaron, porque carecían del valor suficiente para reconocer que simplemente se equivocaron.
Porque es necesario mucho valor para cambiar el rumbo, para iniciar un nuevo camino que te lleve hacia esos sueños y mas aún, si ese camino debes hacerlo solo.

Os contaré la parte más bonita de esta historia. Una de las personas de esa conversación es mi hermana Arancha, y ella es de esas pocas PAREJAS que he tenido el privilegio de conocer...

Muchísimos besos a todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una verdad como un templo.
la verdad es que las parejas estan formadas de medias naranjas y no de naranjas enteras.Creemos que estamos incompletos y necesitamos a esa otra mitad que nos llene.
Ademas qué es la soledad?
Bien te puedes sentir solo cuando estas con esa pareja a malas o bien cuando estas rodeado de gente, en una fiesta por ejemplo.
Como bien dice el post, soledad acompañada.