sábado, 21 de marzo de 2009

Subirse al tronco (o un cuento sobre arcos y miedos)

Un saludo a todos de todo corazón.

Esta mañana me han preguntado:

"¿Será que es tan importante para nuestra vida eso de tener un buen control de la mente?
¿Para qué me vale, ganaré más dinero con eso?"

"La verdad", he contestado, "es que si controlas la mente, podrás hacer cualquier cosa".

Y después, ante su mirada de extrañeza, le he contado un pequeño cuento Zen.
Decía más o menos así:

Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro.
"Ahí está", le dijo el viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!".

Inmutable, el maestro no desenfundó su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme.

Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro.

"Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".

La persona ante mí no dijo ni una palabra. Hizo el gesto, casi imperceptible, por dos o tres veces de contestarme, pero decidió callar. Me sonrió, y observé un tenue brillo en sus ojos.

"Ha comprendido", me dije.

¿Cuántos de nosotros podríamos siquiera subirnos al tembloroso tronco?

Gracias todos por estar ahí fuera, los que se subieron, los que se subirán, y los que no se atreven todavía. Sobretodo a esos.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito cuento!.

Sobre eso de controlar la mente.. El otro día flipé con un documental de los yogis del Tibet : http://video.google.com/videoplay?docid=1120080712987405885&ei=FfnESYG6KYSc-Aae59nWAQ&q=yogis+of+tibet

Esperemos que no se pierda la tradición de estos grandes controladores de la mente.

Un saludo!
Namasté

juank dijo...

muy bueno, no conocia ese cuento.

pero muy cierto.
un abrazo del otro lado del mar
juank

Pedro Estudillo dijo...

La sabiduría Zen no tiene límites, sus historias nunca defraudan.
Espero conseguir algún día el valor para subir a ese tronco, de momento me temo que no soy capaz ni de acercarme.

Un abrazo.