domingo, 30 de marzo de 2008

Por si quieres ser feliz... y no te acuerdas cómo

Un saludo a todos de todo corazón.
Hace poco me preguntaron: "si la naturaleza del ser humano es bondad, como dices, ¿cómo es que la humanidad aparenta ser tan agresiva, tan infeliz, tan llena de odio y predispuesta a tanto dolor?"
Y es una buena pregunta.
Creo que desde el mismo momento en que nacemos, y eso quien pueda observar a los bebés con detenimiento puede darme la razón, llegamos al mundo básicamente buenos. Desamparados, imposibilitados para valernos sin ayuda, necesitamos la bondad y compasión para poder avanzar. La compasión y el amor de una madre que te ofrece el pecho, o el biberón según estos nuevos tiempos (¡ay!). Por experiencia he visto que cuando esta madre no presenta esta bondad, este amor, el bebé no mama. rechaza la comida y consecuentemente su propia supervivencia. Pero esta relación es bilateral. Este niño con el acto de mamar alivia a su madre vaciándole el pecho dolorido, y con su mirada inocente... ¿Alguien no se ha quedado perdido en la mirada de un niño?
Será mucho más tarde, expuesto al medio ambiente y a esta sociedad de consumo donde todo esto quede oculto a favor de la manada.
¿Qué podemos hacer entonces? "¿Qué puedo hacer para ser feliz? Me explico: Soy infeliz. No estoy de acuerdo con mi vida, con mi salud, con mi trabajo, etc, etc..." Por desgracia escucho estas palabras demasiadas veces.
Creo que la bondad y la compasión, sobretodo generar el sentimiento de compasión, es una herramienta fundamental. Todo aquello que no se ejercita acaba perdiéndose. Se nos ha olvidado ser generosos, compasivos, en pos de una sociedad egoísta que enaltece el poderío de la individualidad.
¿Individualidad?
Pondré un ejemplo. Pensemos en cualquier cosa que hayamos comido hoy. Para que este alimento haya llegado a nuestro paladar han debido de transcurrir tiempo y esfuerzo. Materias primas, procesamiento, y sobretodo la intervención de un grupo de personas desconocidas, que han hecho posible nuestra alimentación. Afortunadamente, en nuestro país, vivimos en una época del todo a "un euro", de acceso relativamente fácil a la comida, a la ropa, a lo más básico, y nos olvidamos de agradecer, y digo bien, agradecer, lo que tenemos.
Así que en realidad dependemos de muchos otros. ¿individualidad?
Ser feliz, después de tantos años anquilosados no es nada fácil. Pero es muy posible. No hay una fórmula única. Va a ser más bien una serie de ejercicios dispuestos para germinar las causas y para contrarrestar todo aquello que anule nuestra tan preciada felicidad.
Y como digo, el sentimiento de compasión hacia los demás, hacia nuestros semejantes, los que apreciamos, los que no, y los que ni fú ni fá, todos en definitiva, es sin lugar a dudas un paso imprescindible.
Por favor, sean sinceramente compasivos. Se sorprenderán de los resultados.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

2 comentarios:

mariola dijo...

Holaaaaaa!!!!!
Ser compasivos con los demás? Si ni siquiera sabemos serlo con nosotros mismos...
Nos educaron en un mundo de competición, de perfección, nos empujaron a ser los mejores, a conseguirlo todo, a desechar lo imperfecto.
Cuando empezamos a asumir que la imperfección existe y que todos nos equivocamos, y que no pasa nada...
Cuando empezamos a ser un poco más indulgentes con nosotros mismos... en ese momento podemos ser compasivos con los demás, entender que existen otros caminos, con sus errores, otras opciones, distintas y tan válidas como las nuestras...
Cuando empezamos a ser tolerantes, a aceptar las cosas como son y no como queremos que sean...
Cuando seamos capaces de entender que lo importante no es llegar sino la forma de caminar, no es alcanzar sino haberlo intentado... que no es ni mejor ni más feliz el que mas consigue, sino el que vive asumiendo sus imperfecciones y las del mundo y eso no le hace renunciar a nada... y no se enfada ni consigo mismo ni con el mundo ante la adversidad...
Ese día nos acercaremos bastante a la felicidad, seguro, pero antes debemos despojarnos de algunos conceptos grabados a fuego desde la niñez.
Muchísimos besos a todos.

Pedro Estudillo dijo...

Siempre poniendo el dedo en la llaga, Luis Miguel. Volver al misterio de la niñez, a la simplicidad, a la inocencia,... ese es el gran camino, el que casi todos dejamos atrás en algún momento de nuestras vidas, olvidándolo para siempre. Con tus reflexiones ayudas a otros a encontrarlo de nuevo, y esa es una gran aportación. Gracias; procuraré tener siempre esta página muy cerca de mí.
Un fuerte abrazo.