miércoles, 30 de abril de 2008

El miedo

Hola a todos:
A veces, cuando miro hacia atrás e intento definir mi vida, cuando intento ver si hay algo que se haya mantenido presente a través de los años y no consigo eliminar, me doy cuenta de cuánto me dejé dominar y gobernar por el miedo.
Durante años, muchos años, viví encerrada en un castillo construído sobre el miedo, que me impidió disfrutar en su extensión de la mayoría de las cosas.
El castillo fué destruído, pero, aún se levantan parte de sus almenas y torreones, y ese miedo que fue su cemento, a veces me llama e intenta de nuevo atraparme.
Ese castillo del que hablo y con el que, evidentemente, no nací a esta vida, me protegía del exterior con un mecanismo muy simple. Nadie entraba jamás sin mi autorización, sus puertas y ventanas permanecían siempre cerradas guardando en sus aposentos mi parte emocional, para que así, no expuesta al mundo, fuera por todos respetada por desconocida.
Lo malo era que a menudo yo misma olvidaba dentro esas emociones y permanecían allí, ocultas y olvidadas, y cuando en algún momento, se acumulaba cierta cantidad, explotaban...
Yo viví durante años en las sombras, siendo la representación viva del mito de las cavernas, convencida de que esa forma de vida era real y fantástica. Creía que mi mundo de sombras era una realidad, palpable e indiscutible.
Un día, alguien, no sin muchos esfuerzos, me hizo ver aquél castillo y su funcionamiento, y trás mucho trabajo y unas cuantas máquinas demoledoras lo derribé... y ahora, cuando sus ruinas intentan de nuevo atraerme para reconstruirse, me pregunto...
A qué le tenemos miedo? a sufrir? y para evitar sufrir es mejor negarse a vivir?
Ahora, consciente de lo que limita mi felicidad el miedo, cuando me asalta, lo desmenuzo... miedo al cambio? miedo a perder el control? miedo a necesitar algo que no dependa sólo de mí? a perder mi libertad? mi forma de vida? absurdo... completamente absurdo.
El miedo es irracional, mi libertad no la puedo perder salvo que yo así lo permita, mi forma de vida es la que yo decida cada instante de mi vida, el control no es necesario mantenerlo y el cambio es vital, esencial a la vida, a la felicidad...
Ahora que aprendí a vivir en el mundo real no podría regresar al castillo, ahora me daría perfecta cuenta de que las sombras sólo son sombras, y el miedo sólo es una sensación... recurrente y con mucha capacidad de atracción, pero que pasa.
Muchísimos besos a todos.

1 comentario:

Pedro Estudillo dijo...

Todos vivimos en nuestro particular castillo de sombras. La realidad sólo está ahí fuera, inaccesible para los simples mortales.
Te felicito por haber podido derribar parte de ese castillo que te aprisionaba, pero no bajes la guardia, tiende a reconstruirse una y otra vez.
Muchos besos.