lunes, 3 de marzo de 2008

Fotogramas sobre la tela del mundo.

Dicen que las células de nuestro cuerpo se renuevan totalmente en unos cincuenta días aproximadamente. Eso significa que en ese tiempo dispones de un cuerpo nuevo y diferente del que tenías apenas tres meses antes. Nuestra conciencia también cambia, de hecho, es sólo cambio constante, como el fluir de un río. Por lo que sin temor a equivocarme, puedo decir que no soy la misma persona que era estas Navidades pasadas, por ejemplo, ni física ni espiritualmente. Lo que ocurre es que estos cambios son tan sutiles, como el decorrer de los fotogramas en la pantalla del cine, que nos dan el falso aspecto de continuidad.
Pero algo debió quedar, o mejor dicho, algo fue pasando de unas células a otras. Hace varios años, como digo, no era la misma persona. Podría decir, de hecho, que era una mala persona, y que hice daño más o menos coscientemente a otra gente.
Y quizá el recuerdo de aquel dolor infringido pasó de una célula a otra, manteniendo el recuerdo de alguien que no se mereció el haberme conocido.
Hace unos días, de forma absolutamente casual, dí con el teléfono de esta persona, a la que no veo hace más de una década, gracias a la magia de la información vía internet. Y como os podéis imaginar hice lo que tenía que hacer.
Fue una llamada corta, me identifiqué, y simplemente pedí disculpas. Aún cuando sabía que el tiempo habría cicatrizado ciertas heridas. Aún sabiendo que esta persona y quien os escribe cambiaron de cuerpo y mente infinidad de veces.
Esta persona agradeció la llamada, me dijo que de alguna manera aligeraba la carga de su pasado, y también me dijo algo que se me quedó grabado: "¿Te estás muriendo, o algo así?".
No pude por menos que reírme, y aún sonrío cuando recuerdo sus palabras, tan espontáneas y al mismo tiempo tan llenas de significado.
La realidad es que tiene mucha razón. Muero cada segundo. Y me renuevo al siguiente. A eso se le llama crecer. Pero para que ese proceso pueda continuar es preciso morir totalmente en ese momento, antes de pasar al siguiente.
A mí me quedaba ese fotograma rondando por ahí, y tuve que eliminarle haciendo una simple llamada telefónica.
Ahora soy un poco más libre, dejando que otros fotogramas nazcan y se estampen sobre la tela del mundo dando lugar a la película de mi propia vida.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

5 comentarios:

mariola dijo...

Hola Luis Miguel:
Me encantó tu comentario, y supongo que lo de morir es sólo una forma de expresarlo.
Porque, yo sé que cambio a cada instante, me transformo y me renuevo, pero no me muero.
Los antiguos fotogramas siguen ahí, tal vez mis nuevas células tengan memoria y sencillamente mantengan esa parte selectiva que nos hace crecer, madurar, mejorar, o no.
Tu tenías ese antiguo fotograma y producía un efecto en tí, el de saber que no habías actuado bien.
Ahora no pierdes el fotograma, ahora tienes dos, el que te recuerda lo que no debes repetir y el de las disculpas.
Bueno, como siempre, sólo es mi opinión.
Pero como digo, me ha encantado, porque yo a veces no me reconozco mucho al recordar mi pasado.
Y me alegro por no reconocer ahora en mí cosas de otro tiempo, aunque también me alegra ver que otras cosas perduran, que el tiempo, el paso de los años, la mutación de mis células no consiguió minimizar.
Hablaré de alegría, de ilusión, de entusiasmo, ganas de reir????

Pedro Estudillo dijo...

Qué sencillo y qué difícil resulta la mayoría de las veces eliminar esos fotogramas que nos impiden crecer. Cuando miro al pasado no me reconozco en esa persona que aparece en mi memoria, pero sé que un día fui yo, y toda su carga espiritual y emocional pesan en mí de algún modo. Ahora que lo sé intento que esa carga sea más llevadera para mi yo futuro.
Un fuerte abrazo.

Marta dijo...

Qué bueno que pudiste limpiar ese fotograma ! Lo que te dijo esa persona, que te causó gracia, suele ser cierto. A veces sabiendo que estás por partir, decides poner en claro, remediar, sanar algunos temas. Otros, en cambio, se van de este mundo sin haberse dado la posibilidad de hacerlo.
El haberlo hecho sin tener a la vista "la línea de partida", creo, es muy valioso, y en algunos casos hasta puede ser muy valiente.
Un abrazo.

Maru dijo...

Qué lindo lo que escribiste y tienes razón. Uno cambia.. yo también lo he notado en mí, pero creo que uno no cambia por capricho, uno cambia porque aprende...

Un beso, qué bueno haber dado con tu blog.

mreina dijo...

no cambia, efectivamente y lo que yo he aprendido es que igual que yo no soy la misma, el resto de personas tampoco son las mismas por lo que me esfuerzo por ver a los que me rodenan con ojos nuevos, dejando los preconceptos a un lado.
Saludos