domingo, 27 de mayo de 2007

La felicidad (2ª Parte)

Hay una cosa que es curiosa, en cuanto al tema de la felicidad y los recuerdos. En una gran mayoría de la población, la memoria realiza un almacenaje selectivo, de forma que los recuerdos "malos", mejor "horribles", quedan literalmente borrados. Sólo nos quedamos con las cosas buenas, a lo mínimo las pasables.
Os voy a contar una anécdota real. Hace muchos años, así como una década, era médico de familia recién salido del horno. A las pocas semanas de haber comenzado a trabajar en una clínica de atención primaria, sucedió en Badajoz la peor tragedia climática de su historia, la riada del barrio del Cerro de Reyes.
Fue aquella una noche horrible, quizá la peor de mi vida. Estuvimos, porque estuve durante 48 horas de servicio sin pisar mi casa, a punto de perder la vida un par de veces. Una de ellas mi equipo de protección civil conmigo incluído tuvimos que dejar que la corriente se llevara nuestro furgón-grúa, y nos quedamos varias horas amarrados como podíamos a la copa de algunos árboles esperando que nos rescatasen. Otra anécdota que apenas recuerdo, es cuando se nos escapó de las cuerdas un coche lleno de gente (padre, madre y dos hijos) que no pudimos rescatar. Al dia siguiente apareció el coche varios kilómetros más cerca de Portugal con los cuerpos de sus ocupantes enterrados en el lodo.
Como digo fue una noche horrible, demencial. Y los dias después, de organización para sacar cadaveres de las casas, recoger enfermos supervivientes, ayuda humanitaria, etc, etc... pues os lo podéis imaginar.
Sin embargo lo que recuerdo de aquellas horas, salvo cuando me concentro como ahora, son sólo las cosas buenas. La gente que salvamos, las risas que nos dimos, a base de nervios y adrenalina, y las amistades para toda la vida que se crearon en minutos.
Gracias a dios la mente tiene un refuerzo selectivo que apaga e incluso borra absolutamente aquellas experiencias dañinas, dejando a la vista aquellas más permisibles.
Quizá ésta sea la causa de aquel dicho curioso de "lo que ahora te hace llorar, más adelante te hará sonreir".
Por si las moscas me pasaré el resto del dia sonriendo. Así voy adelantando algo.
Estáis siempre en mis bendiciones y oraciones.

3 comentarios:

mariola dijo...

Hola Luis Miguel y hola al mundo:
Leo tu comentario, lo que cuentas de la felicidad y no puedo estar totalmente de acuerdo.
Verás, creo que es cierto que la mente conserva en su memoria los recuerdos positivos, pero no creo que borre los malos.
La memoria graba a fuego todo lo que nos sucede, lo bueno y lo malo.
Lo bueno es el recuerdo consciente...
Lo malo se guarda en la parte no consciente, el inconsciente, el subconsciente... en esa parte a la que accedemos a través de los sueños y de determinadas técnicas.
Y esa parte mala de nuestros recuerdos, almacenada y oculta en nuestra mente no consciente, precisamente porque ahí la guardamos para no afrontarla, para no asimiliarla, en definitiva, para huir de ella y de lo malo que representa, es muchas veces causa eficiente de graves problemas.
Muchas veces es esa parte "negada" de nuestro pasado y nuestra existencia, la que más nos hace sufrir o nos limita nuestra felicidad.
Pero esto sólo ocurre a veces, afortunadamente.
En la mayoría de los casos, ese almacenamiento selectivo de los buenos momentos, de los felices y agradables, nos hace la vida más fácil, mas feliz.
Y ahora... vamos a dedicarnos a conseguir que este momento y este día sean parte, en el futuro de esa parte buena de nuestro almacén, seamos todos muuuuuuy felices.
Muchísimos besos a todos.

Luis Miguel dijo...

Como he dicho alguna vez, creo que una cosa son las experiencias y otra lo que realmente almacenamos.
Lo que nos suele hacer daño, lo que guardamos en ese incosciente son nuestras interpretaciones con todos nuestros juicios de valor. En mi mensaje me refiero a las experiencias puramente, universalmente, dañinas.
Si alguien te dice que hay un incendio, que quedan pocos minutos para escapar, posiblemente no te quedes parada a pensar. Te pondrás automáticamente en marcha y punto. Harás lo que tengas que hacer para ponerte a salvo, y de todos esos momentos, lo más seguro es que les olvides en su mayoría.
Otra cosa es, después, lo que hagas una vez que todo ha pasado. Hay quien se queda ahí enganchado, dándole vueltas no sólo a lo ocurrido, que apenas recuerda con nitidez, sino a lo que pudo haber pasado. Construyendo así todo un mundo de miedo y dolor (debido al rechazo brutal de lo que ha ocurrido aunque ya haya pasado).
En este caso, llamado a veces estrés pos-traumático, sí que hay sufrimiento que se puede almacenar en el incosciente.
Aunque yo haría otra pregunta. ¿Qué es realmente lo cosciente y lo incosciente?
¿Existen como entidades separadas?
¿Existen simplemente?
Gracias a todos por estar ahí fuera.

mariola dijo...

Comparto parcialmente lo que dices, sé que muchas veces es nuestra mente la que provoca o aumenta el sufrimiento trás una experiencia negativa... le da vueltas, se engancha, pero eso lo hace la parte consciente de nuestra mente, aunque lo haga utilizando unos procesos mentales erróneos y nocivos.
Lo que yo creo que se almacena en el inconsciente es la experiencia negativa sin procesar, en estado puro, y lo hace así precisamente porque la consciente no lo quiere afrontar, asumir, le hace daño y lo aparta.
Dentro del inconsciente ni se recuerda ni se sabe de su existencia, pero ese inconsciente no es un compartimento estanco.
Aflora a la consciencia en forma de sueños, de fobias y de traumas inexplicables.
Pero está ahí, no se ha borrado, sólo ha sido ocultado por nuestra mente en un inutil intento de no afrontarlo y así no sufrir.
Tampoco quiero decir con esto que todo lo malo se guarde en el inconsciente, ni que todo lo que se almacene ahí nos esté perjudicando.
Supongo que este proceso de defensa lo utiliza la mente para situaciones realmente traumáticas, que no se considera capaz de procesar.
Bueno, creo que lo que intento decir se explica muy bien en El Príncipe de las Mareas, no sé si lo visteis.
Muchos besos a todos.