viernes, 25 de mayo de 2007

¿Existe un pasado?

Un saludo a todos de todo corazón.
A veces hablamos del pasado como si fuese una entidad palpable. Mi pasado esto, la carga de mi pasado lo otro...
Pero, realmente ¿qué es el pasado?
El pasado parece ser un conjunto de experiencias vividas por la persona en particular. Estas experiencias, además, no pasan de meros recuerdos, nebulosos e inexactos en su mayoría, que han recibido una catalogación.
Me explico. Imaginemos que hemos vivido una experiencia hermosa y muy positiva. Este hecho no forma en sí el pasado, tal y cual. La forma de funcionar de nuestra mente, una máquina tan útil como problemática, va a interpretar lo sucedido en función de la base de datos existente hasta ese momento. Esto quiere decir que va a establecer una comparación de esta experiencia con otros recuerdos almacenados para así hacer una aseveración, o juicio. Porque al final, cada recuerdo lleva implícito parte de los registros visuales, y auditivos, y una carga emocional, el juicio de valor atribuído para ese caso.
Dicen que la vida depende del color del cristal de que se mire.
Si somos una persona pesimista, osea que en base a nuestras experiencias anteriores vividas, que en su mayoría han podido ser negativas, tenemos unos juicios de valor repetitivos que tienden al pesimismo, quizá esa experiencia hermosa y positiva quede empañada y deformada a la hora de ser interpretada.
Y por supuesto lo contrario.
Osea que, en realidad, el hecho de sentirse más o menos feliz, positivo y enérgico, en muchos casos no va a depender de hechos externos a nosotros, de lo puramente vivido, sino, más bien, de la interpretación que durante muchos años hayamos estado haciendo de esos mismos hechos.
¿Qué es el pasado?
Parece que después de todo no es más que un cajón desastre donde han ido a parar interpretaciones y juicios de valor de nuestras experiencias vividas. Juicios que además irán a condicionar la forma de interpretar las experiencias sucesivas.
En este punto, una persona podría preguntarse: si vamos hacia atrás en el tiempo, ¿de dónde vienen los juicios de valor iniciales? En un niño, por ejemplo. La respuesta parece bien sencilla. Ahí es donde los padres y educadores tenemos una gran responsabilidad. Porque en un principio esas mentes limpias y casi vacías irán a tomar nuestro ejemplo a la hora de empezar a catalogar sus propias experiencias, haciendo un conjunto de valoraciones que les permitan luego continuar de forma independiente.
Toda esta carga emocional, y ésa es la palabra clave, emocional, crea una serie de conflictos que provocarán un rechazo, y ese rechazo sufrimiento. Y éste la necesidad de ser evitado a toda costa. Porque "yo no quiero sufrir".
"Yo no quiero sufrir", este es un paso de lo más sutil e importante.
Porque a base de almacenar emociones, juicios, osea recuerdos, además hemos creado la necesidad de proteger algo. Una especie de entidad que llamamos "yo" que no quiere sufrir.
¿Qué soy "Yo"?
Queda esta pregunta para un poco más adelante, aunque por supuesto, espero comentarios, y ojalá respuestas.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

2 comentarios:

mariola dijo...

Holaaaa!!!!
Tremendo comentario... el pasado. Existe? Pues creo que sí, y que pesa y mucho, en la mayoría de las ocasiones.
Pesa en miedo... pesa el miedo a volver a sufrir, pesa el miedo a lo desconocido del futuro y entre esos miedos... muchas veces nos perdemos el presente.
El pasado son nuestros recuerdos y los esquemas mentales que hemos ido configurando a través de las experiencias vividas.
Como resulta inevitable equivocarse, sufrir, esos esquemas mentales nos van cerrando poco a poco todas las puertas.
Me arriesgué y perdí... la próxima vez no me arriesgaré y no perderé... Cómo que no perderás? Perderás cada vez que te niegues a hacer algo por miedo a equivocarte, porque te estarás negando esa experiencia y ya estarás perdiendo.
Yo no tengo una respuesta inequívoca ni a esta ni a casi ninguna cuestión, pero creo que podemos desprendernos del peso del pasado.
Es relativamente sencillo. Las experiencias que he vivido conllevan para mi unas consecuencias, unas veces positivas, agradables de recordar, otras todo lo contrario.
Es en esa asociación, comparación y catalogación de la que habla Luis Miguel donde se produce el error que conlleva que el pasado pueda resultar un peso difícil de soportar.
La consecuencia que extraje de una experiencia vivida, no es extrapolable a otras situaciones similares.
Nuestra vida reproduce muy pocas veces situaciones similares y lo que me funcionó bien una vez, no necesariamente me va a ayudar hoy o mañana, y viceversa.
Y si tengo medianamente claro que yo soy constante evolución y cambio y las situaciones que a diario vivo tambien están en constante cambio, por qué utilizo antiguos esquemas mentales para enfrentarme a esas nuevas situaciones?
Qué me impide cada nuevo día afrontar cada suceso cómo si jamás hubiera experimentado algo igual, cuando en realidad nunca antes he vivido esa concreta experiencia?
El momento que ahora vivo, ahora cuando escribo, es sólo este momento, parecido pero distinto al de ayer o al de mañana.
Yo no soy la misma, ni siento ahora lo mismo, yo cambio todo el tiempo, yo sueño a cada instante.
Cambian los olores que me rodean, la luz y los sonidos. Cambian mis sentimientos, mis emociones, mi energía... pues para qué voy a seguir utilizando esos esquemas que me trae mi pasado a la cabeza, si realmente poco o nada me van a ayudar, si sólo tengo la sensación de que me van a limitar?
Claro que me diréis y con razón que esa puede ser la teoría... y que la práctica puede ser muy distinta... pues si, contesto yo, pero lo cierto es que mi práctica no cambiará nunca si no cambio las teorías y me empeño en aplicarlas.
Bueno, yo ahora me voy con mis esquemas mentales y mis recerdos a otra parte. Los dejaré guardados en su rincón y me iré a darme una vuelta y disfrutar nuevas experiencias, intentando, en todo momento, no compararlas a las de ayer.
Muchos besos a todos.

Anónimo dijo...

Hola,
Buena iniciativa la de este blog.
He leido los post y promete.
Un beso,
Clara