domingo, 27 de mayo de 2007

La felicidad







Hola amigos:

Esta mañana me levanté pensando en lo iguales y a la vez distintos que somos todos, y en que si existe una cosa en común entre todos los seres que habitan este planeta es, sin lugar a dudas, la constante y eterna búsqueda de la felicidad.

Queremos ser felices a costa de lo que sea, y lo deseamos desde que nacemos. Es algo tal vez congénito, quizá esa búsqueda tenga un cromosoma responsable, no sé, pero si creo que no se aprende a buscar la felicidad, nacemos así.

Los niños desde que son bebés, reproducen aquéllas conductas que les alegran y producen placer. Repiten los mismos juegos una y otra vez, en una incansable persecución de felicidad.

Los adultos seguimos esa misma tendencia, intentando repetir y reproducir las situaciones agradables, huyendo de las que nos disgustan, olvidando muchas veces qué es lo que realmente nos produce la felicidad.

Si miro atrás mi vida y pienso qué me hizo feliz, descubro asombrada que no me produjo una especial felicidad terminar mi carrera. Son mucho mas agradables mis recuerdos de estudiante, las miles de anécdotas durante mis estudios, las noches de exámenes, las horas en la cafetería, que el día que finalmente recibí la comunicación de mi licenciatura.

Cuantas veces un amigo nos contó sus anécdotas de la mili, y al relatar lo bien que lo pasó, te cuenta las miles de aventuras vividas con sus compañeros, pasando por alto ese día en que recibió la "blanca" y pudo volver a casa.

Eso me lleva a comprender algo fundamental y es tan simple como que la felicidad no la produce alcanzar, sino andar, que la felicidad no es una meta, sino el camino que te lleva a esa meta.

Nosotros nos planteamos nuestras metas, decidimos qué hacer, dónde llegar, qué conseguir. Muchas veces creemos que la llegada nos hará felices, pero es un error.

La vida no es una carrera en la que llegar a la meta te produzca indefectiblemente felicidad. Llegamos al sitio y no recibimos una medalla. No existe un ranking, no hay una clasificación de mayor o menor felicidad según las metas alcanzadas. No funciona así. o al menos, no siempre.

Si cada uno mira su pasado, sus recuerdos, si busca en su baúl sus momentos felices, comprenderéis lo que trato de explicar. Lo que realmente nos hace felices, los momentos realmente mágicos siempre son durante, son en el día a día, y con las cosas más simples y a nuestro alcance.

Nuestro almacén de recuerdos felices seguro tiene pocas metas, en comparación con momentos, y seguro que esos momentos son de lo más común y cotidiano.

Nuestros recuerdos felices suelen ser anécdotas con amigos y familiares, normalmente impregnadas de mucho cariño, entregado... recibido...

Suelen ser también momentos cargados de sentimiento y emoción, a veces producida por lo que se presenta ante nuestros sentidos, un paisaje, un olor, una música....

Y todos esos momentos del baúl, todo lo que conforma nuestro recuerdo de felicidad y nuestro futuro potencial, siempre tiene un elemento común... son momentos del corazón, de los sentimientos, de las emociones.

Un abrazo a todos desde ese mi corazón, responsable de mi felicidad.



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