sábado, 6 de octubre de 2012

WhatsApp 1


Un saludo a todos de todo corazón.

Como algunos ya saben, tenemos un pequeño grupo en WhatsApp. La semana pasada plantee un tema y surgieron muy buenas respuestas. Sobre todo muy sabias.

La pregunta que se había hecho era: “¿Qué le podíamos decir a una persona que está enganchada a una relación sentimental tóxica, en el caso de que nos pidiera ayuda?”.

Mi opinión personal pasa por hacer primero unas preguntas:

  ¿Esta persona quiere realmente ayuda?
  ¿Puede otra persona ayudar de alguna manera?

Todas estas situaciones pasan por ser apego en acción
Nos apegamos a un tipo de relación, y hacemos todo lo posible por engañarnos para creer que así somos más felices. En realidad si hiciésemos un balance de lo que recibimos entre dolor y placer, lo más probable es que el dolor ganase por goleada. Pero lo más importante es saber si la persona quiere realmente salir de esa situación.

¿Por qué no querría salir de ahí?

Pues básicamente por el miedo. Los apegos suelen llevar el miedo como motor principal. Miedo a lo que podría pasar si tuviese que afrontar una vida sin ese apego. De nuevo la persona no valora desde la realidad el balance entre placer y dolor.

Es como cuando una persona anoréxica se mira en el espejo y, lejos de ver un cuerpo escuálido y esquelético, se “encuentra gorda”. Ese fallo de percepción que pudiera considerarse locura es lo que en budismo llamamos la ignorancia de las percepciones.

Si la persona en cuestión tiene miedo, o sea si está muy apegada, habrá muy poco que hacer.

La segunda pregunta se enlaza con la primera.

¿Puedo ayudar realmente a alguien?

Pues la respuesta es no. Es un no con matices, pero no hay nada que pueda hacer para romper ese apego.
Si acaso puedo intentar llevar un poco de luz a su desconocimiento. Puedo enseñarle como sus sufrimientos no compensan el poco placer que recibe. Puedo hacer que tome conciencia de que es su miedo el que causa su ignorancia, y no la causa externa en sí.

Si el ejemplo de la relación tóxica no lo deja claro, pensemos en alguien que dice que “debería dejar de fumar”. Sólo si de verdad quiere hacerlo, si de verdad se hace consciente de los sufrimientos que tiene, y lo que es peor, de los que puede acarrearse, podrá dejarlo.

Pero si no es el caso, hará todo lo que una persona apegada hace: buscará excusas y se las creerá.
No tengo fuerza de voluntad” “Soy débil” “El tabaco puede conmigo” o “él no me dejará”, etc, etc, etc…

EXCUSAS.

O como diría el señor Scrooge en “Cuento de Navidad”:

¡PAPARRUCHAS!

Así que, en el caso de que seas una persona apegada tienes que saber que sólo tú tienes dentro el poder de liberarte… cuando decidas hacerlo.

Porque se trata de tomar una decisión y llevarla a cabo.


Gracias a todos por estar ahí fuera, al otro lado de la pantalla, del WhatsApp, de la clase…

GRACIAS.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es totalmente cierto: todo nace de nuestro interior. Uy, casi lo había olvidado. Gracias.

Anónimo dijo...

Por cierto, copio la entrada -con tu permiso- para tenerla siempre conmigo (y así, poder mantenerla presente). Gracias, otra vez. (Soy el anonimo anterior)