miércoles, 30 de mayo de 2012

REALIDAD


Un saludo a todos de todo corazón.

Una de las pocas cosas que podemos tener claro en el recorrer de la vida es el que todo cambia.

Se trata de un efecto óptico, de un fallo (si se quiere entender mejor así) de nuestros sentidos, el hacernos a la idea de que todo aquello que vemos y percibimos es algo sólido y duradero.

En realidad si lo observamos atentamente, son los conceptos, las ideas, los juicios que realizamos  los que son duraderos, sólidos por definición y permanentes.

Me explico: Cuando veo una montaña, mis ojos me dan una imagen de algo que sobresale de su entorno. Algo grande y fuerte al tacto, piedra y roca. La miro treinta años después y veo que apenas ha cambiado. Así que creo el concepto de “montaña”.

De hecho hemos creado un libro donde explicamos los conceptos. Llámese enciclopedia, diccionario o wikipedia…
Voy a mirar lo que dice del concepto montaña y me encuentro con:

Eminencia superior a 700 metros respecto a su base, es decir, una elevación natural del terreno. Se agrupan en cordilleras o sierras

Pero eso son conceptos que hemos extraído de nuestros sentidos deficitarios, adaptados a sus límites tanto de funcionamiento como a nuestra limitada duración de vida.
Así que nos encontramos con dos cosas distintas que pretendemos hacerlas iguales, superponerlas, encajarlas, cuando eso es imposible.

Porque por un lado está el concepto de justicia, y por otro la realidad. Y del intento de encajarlas surge el sistema judicial, las leyes, los abogados, juristas, etc… Un sistema donde hay tantos atajos y trampas como aciertos.

Tenemos el concepto de democracia, y tenemos la realidad. Y del intento de superponerlas aparece el sistema político con sus presidentes, consejeros, senadores, etc… Un sistema donde hoy por hoy se nos antoja más un nido de corrupción que de entrega y cuidado del ciudadano.

Ideamos el concepto de economía matemática y luego existe la realidad. Y del intento de igualarlas nació el sistema financiero, con los bancos, agentes de bolsa, economistas, etc… Un sistema que colapsa por la cantidad de errores acumulados empobreciendo a más millones de personas que los pocos cientos que enriquece.

Existe una brecha insalvable entre el concepto, que puede ser puro, infalible y certero, y la realidad mutable, cambiante, e impermanente. E intentar tomar una por la otra, mezclarlas, hacerlas una, no tiene ningún sentido.

La montaña que vemos hoy, cuyo concepto nos promete durabilidad y eternidad, puede que mañana haya desaparecido. Y antes de que me lleve las manos a la cabeza debo darme cuenta que el apoyarme en su concepto me ha hecho perderme su belleza, que fue única e irrepetible.

Todo aquello a lo que llamo mi vida puede que mañana haya desaparecido.

¿Será posible que pierda tiempo echándole la culpa a los conceptos, como el gobierno, la economía, las leyes, mis vecinos, la familia, los otros…?
¿No es mejor vivir la realidad que perderse en los conceptos?

El cuerpo a través del que vivo hoy puede que mañana haya desaparecido.

Hay toda una realidad llena de belleza y mutabilidad ahí fuera por explorar.
No tengo nada más que decir.

Gracias a todos por leer estas palabras.


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