lunes, 26 de julio de 2010

Irlanda

Hola a todos:

Os confieso que me he quedado un tanto aturdida al ver la penúltima entrada de Luis Miguel, pero bueno, gracias por tu alegría, que también es la mía.

Cuando yo era pequeña, ya se encargaron de inculcarme el valor de la lucha y la persistencia. Ya me explicaron que las cosas no caen del cielo, que tenía que estudiar y trabajar, porque la vida no regala nada, y así ha sido.

Hace unos años, leyendo el Alquimista de Paulo Coelho, cuando hablaba de la conspiración del Universo para que tus sueños se convirtieran en realidades, si de verdad lo deseabas con todo tu corazón, terminó de convencerme de que la actitud ante la vida no podía ser nunca pasiva.

Sé que esto tal vez sea poco acorde con lo budista, porque el deseo conlleva sufrimiento, pero también creo que no intentar para no perder y sufrir, a la larga puede ser bastante más desesperante que intentar, y aceptar que se puede ganar o perder. Todo depende en muchas ocasiones de lo que consideres realmente un éxito.

Esto os lo cuento al hilo de lo primero, porque ya el año pasado, Luis Miguel me dijo que le enviara fotos del campeonato de España y publicaría algo, pero no lo hice.

Tengo los pies en la tierra, exactamente igual que siempre. No me engorda ni adelgaza participar en una carrera ni cruzar una meta. Pero se sienten cosas un poco distintas que trataré de explicar.

La carrera en cuestión estaba ganada cuando me subí al avión camino de Irlanda. Y estaba ganada por el cariño y apoyo que llevaba en la bandera, firmada por un montón de amigos, con la que pretendía cruzar la meta, por los acompañantes, Javi, Lourdes y Natalia, que decidieron hacer el viaje conmigo, y ante todo, por haberme convencido Javi de que podía intentarlo y tal vez, conseguirlo.

Si me hubiera dado un calambre, o se me hubiera roto la bici, o me hubiera caído, no habría cruzado la meta. Pero hubiera sido un mal menor. La verdadera victoria creo que fue sencillamente armarme de valor para intentarlo, conseguir patrocinadores y convencerme de que este sueño se podía hacer realidad. Ya conspiraría el Universo si consideraba que debía hacerlo, aunque a veces dudo si Javi no tiene algún pacto con él.

La verdadera victoria es la suerte de poder practicar un deporte que te gusta. Una victoria es que tus amigos y familia te apoyen, animen y se emocionen contigo.

La línea de meta es sólo un símbolo sin mayor importancia que la de un espacio físico, un tiempo, y una medalla de finisher. Si tu particular victoria consiste en cruzar esa línea física, tu felicidad será efímera y bastante insulsa, porque nunca coincidirá con lo que imaginaste.
Por eso digo que mi victoria fue otra, mi sueño realizado no fue cruzar la meta, no. Fue comprender la suerte de poder participar, poder entrenar, poder viajar con esos grandes y muy especiales amigos, llevar las firmas, la bandera, sentir el calor de la gente y el cariño de mi familia y amigos, percibir su alegría, esa fue mi meta y mi victoria, y la celebro.

La alegría de cruzar esa meta física no fue mayor que la emoción de cada paso por los que me encontraba a mis acompañantes, casi afónicos, gritando para darme todos sus mejores deseos y su energía y apoyo.

Me considero afortunada por haberme clasificado y por haber podido participar y acabar, pero si hay algo que realmente debo agradecer, lo que considero de verdad una victoria, es el apoyo recibido de mis amigos y mi familia, de mi club y mis compañeros, y especialmente de Javi, por convencerme de que podía hacerlo y poner todo cuanto estaba en su mano para poder llevarlo a buen término.
Por cierto, Irlanda es preciosa y los irlandeses encantadores. Menuda semana pasamos allí, una maravilla.
Muchísimos besos a todos y muchas gracias.


1 comentario:

añil dijo...

Enhorabuena por la carrera y por los amigos.

Saludos