No voy a contar nada nuevo, ni especial. No se trata de un pensamiento profundo, ni una confesión, ni tan siquiera un análisis. Sólo pretendo compartir algo que hace pocas horas siento.
Hace apenas diez o doce días, alguien muy cercano a mí intentaba convencerme de que hiciese algo casi imposible. Imposible no es la palabra, más bien impensable, inimaginable, algo que jamás me había planteado.
Confieso que le dí vueltas a la idea, una y otra vez. Lo hablamos, me expuso sus razonamientos, su convencimiento y yo le conté los míos, que reconozco, no eran más que miedos e inseguridades.
Ayer, otra persona, por otros motivos, me hizo el mismo planteamiento y decidí que lo intentaría. A partir de ese momento, con un objetivo claro en mente, una dirección nueva que tomar, sentí que mi energía se multiplicaba.
Muchos pensaréis que es sólo una ilusión, un engaño de mi mente y que tarde o temprano, con independencia de que lo consiga alcanzar o no, ese objetivo será algo tangible, y esa sensación de fuerza, de vitalidad, desaparecerá con él. Seguramente será así. Tal vez ocurra de esa manera, puede ser.
Pero tal vez no, y de hecho, cuando me he planteado algún reto en mi vida, como lo fue en su día terminar la carrera, el hecho de licenciarme ni me desencantó, ni llegué nunca a arrepentirme de haber tomado esa decisión. Y como esa muchas.
Tal vez la razón sea que antes de decidir mido mucho los pasos. Tal vez la razón sea mi firme creencia en ese concepto que alguna vez compartí con vosotros "la fé no es creer lo que no has visto, sino crear lo que no se vé".
Lo cierto y para mí importante es no vivir en un compartimento estanco, donde todo es conocido y seguro. Me gustan los retos y los desafíos, me gusta ver hasta dónde puedo llegar, me gusta mirar atrás y ver que he intentado superar, crecer y avanzar.
Disfruto más el durante, mis recuerdos de estudiante valen más que la obtención del título, los entrenamientos que cruzar la meta, tal vez por eso, cuando alguno de esos retos resultó inalcanzable, no ocurrió nada, salvo asumir que no estaba en mi mano conseguirlo, porque, como todos, muchas veces me he equivocado. Tengo otra licenciatura a medio terminar hace ya dos o tres años, y no tengo ganas de volver por la universidad, al menos por ahora; me he retirado en algunas competiciones; he dejado de fumar tantas veces como he vuelto, etc, etc.
Y no pasa nada. Tal vez lo consiga, tal vez no. Quizá esta dosis extra de energía se agote por el camino, quizá me acompañe hasta el final. Pero, mi sensación ahora y después será que me quiten lo bailao.
Muchísimos besos a todos.
En especial a esa persona que me propuso la idea, por creer siempre en mí.
1 comentario:
Hola Mariola:
Llegué atraída por el nombre de tu blog!!!
A veces cuando suceden cosas sincrónicas (2 personas hablándote de lo mismo sin ponerse de acuerdo, poe ejemplo) es que se está presentando nuestro próximo paso...
Yo estoy muy atenta a estas sincronicidades, que para nada son casualidades!!!
Me gusta haber llegado!!!
Abrazos,
Lidia
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