domingo, 23 de agosto de 2009

La Campanilla de Paulov.

Un saludo a todos de todo corazón.

Muchas personas continúan defendiendo su pasado otorgándole una fuerte identidad. Cuanto mayor daño hayan recibido mayor es la inversión en identidad.

Había una vez un samurai que estaba orgulloso de las heridas que había recibido en combate. Defendía con firmeza que su valía y renombre crecía en proporción a sus lesiones. De tal forma que cada mañana al levantarse abría diligente los bordes sangrantes y arrancaba las costras. Claro que muchas veces el dolor, y cómo no el olor, eran casi insoportables. Sobretodo cuando había infección, lo cual sucedía amenudo. Pero se sentía orgulloso de cada latigazo doloroso o de la sensación de naúsea y vértigo que sufría con frecuencia.

Qué asco, ¿verdad?

Lo curioso es que la gran mayoría de nosotros actuamos de esta manera tan singular.

NO DEJAMOS QUE SE NOS CIERREN LAS HERIDAS DEL PASADO.

Volvemos a abrirlas una y otra vez, al igual que el pobre e infectado samurai. No nos molesta el precio tan alto que pagamos. Incluso en salud física.

Pero mira que nos gusta sufrir...

Más irónico es el comprobar que mientras leen estas palabras todo parece fácil y tiene mucho sentido. Pero dentro de cinco minutos (o menos) en cuanto alguien rasque un poco la superficie el proceso se disparará de forma totalmente incosciente. Y ahí exactamente está el meollo de la cuestión. Dejamos que nuestros pensamientos campen a su antojo. Hemos permitido que se creen una serie de hábitos mentales, algo así como pequeños programas de respuesta, que nos esclavizan a reaccionar hacia determinados estímulos siempre de la misma manera.

¿Que no es así?

Veamos, ¿Cómo reaccionamos ante un comentario en contra de nuestro equipo de fútbol favorito? ¿Por qué decimos siempre las mismas cosas en los entierros? ¿Por qué en nuestras relaciones sociales somos absolutamente rutinarios y predecibles?

Y nos reíamos del perro de Paulov (para los que no lo sepan el tal Paulov se dedicaba a tocar una campanilla antes de dar de comer a su perro. Demostró como el animal creaba una asociación entre la campanilla y la comida cuando a su mascota se le hacía la boca agua ante el tintineo aunque no llevara nada para darle de comer).

Hábitos, hábitos y hábitos. Uno de ellos el de identificarnos con nuestras heridas del pasado, de reabrirlas, amplificando y perpetuando el dolor.

¿Hay algo que podamos hacer?

Pues claro, pon atención a tu mente para que puedas identificar todos estos patrones. Sólo con el mero hecho de hacerte consciente de lo que sucede, sin esfuerzo, suele ser suficiente.

Atención,consciencia, ahí está la clave. ¿Y si no?...

Ya se sabe: "Tilín", "tilín" (sonido de campanilla)

Gracias a todos por estar ahí fuera.

martes, 18 de agosto de 2009

Ser budista.

Un saludo a todos desde el corazón.
Espero que vuestras vacaciones estén siendo fructíferas, llenas de paz y alegría.
Mucha gente tiene curiosidad en el Budismo, cada vez más. Será por ello que ultimamente se está produciendo un "efecto llamada" de cierta importancia.
Así que el tema que os planteo se me presenta muy adecuado, ya que me pregunto: ¿Qué es ser Budista?
Me encantaría que ustedes, asiduos lectores de "El Viaje Interior", quisieran dar su sincera opinión, tanto si simpatizan como si no con esta corriente espiritual.
¿Qué puede significar "ser Budista"?
Se me antoja más fácil dar una ayuda apuntando en negativo, en vez de en positivo, esto es, indicando lo que NO ES, en vez de lo que sí que es, ¿verdad?
Ser Budista no es ir vestido de una manera especial, hablando de forma confusa, cuestionando todo lo que se nos dice.
No es una postura, una especie de arquetipo que se deba de llevar como un emblema o bandera para que puedan verlo bien "los demás".
No es una excusa para ser vegetariano, para sentarse de forma incómoda en las reuniones de amigos, ni para dar consejos en todo momento y en todo lugar a quien se nos ponga por delante.
Ser budista no nos pone por encima de los demás, ni por debajo, ya que lo que sí que se hace es romper todas las barreras, eliminando distancias y alturas.
Ser Budista se gesta dentro, entre las entrañas.
Ser Budista es estudiar, cuestionar, y comprobar, poniendo en práctica, las enseñanzas del Buda.
Ser Budista es una revolución interior.
En mi caso particular, ser Budista, además lleva implícito una total compatibilidad con la vida social actual. De hecho, SER BUDISTA es el camino para convertirnos en un ser humano social completo, útil, y perfectamente funcional.
Me alegro mucho de volver a entrar en contacto.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

viernes, 7 de agosto de 2009

La vida es amarga y dolorosa

Hola a todos:
Dice la Maestra que la primera Noble Verdad es que la vida es amarga y dolorosa… y sé que es cierto, muy cierto, aunque también sé que no para todos es igual de amarga y dolorosa.
Hoy he andado un camino que recorría a diario desde el instituto a casa, hace unos treinta años, y recordé aquéllos días de mi adolescencia en los que tomé la decisión de estudiar derecho y ser abogado.
Tuve muchas dudas entre filosofía y derecho, pero pese a que mi gran pasión por aquél entonces, fuera la filosofía, sabía que las salidas profesionales se reducirían a la enseñanza, por eso opté por mi segunda … no sé cómo llamarle, mejor os lo explico sin ponerle nombre.
Yo siempre tuve claro que la vida era amarga y dolorosa, lo supe desde los días a que mis recuerdos alcanzan, a veces saboreando la amargura de forma directa y otras siendo sólo testigo del dolor y el sufrimiento.
Nunca fui ajena a las desgracias de los demás y desde pequeña me rebelaba ante las injusticias. Siempre supe que, pese a esta vida amarga y dolorosa, ni mi papel ni el de nadie debía ser el de cruzar los brazos, creía hasta la médula en la posibilidad de un mundo mejor, mas justo, mas igualitario, hasta mas feliz para todos. Y, tal vez de forma ingenua, creí que como abogado podría ayudar a convertir este mundo en algo mas justo.
Lo cierto es que, tras mas de dieciséis años de ejercicio, no he perdido ni la ilusión ni la fe en que se puede lograr que este mundo llegue a ser mas justo y mejor, pero hace tiempo que albergo serias dudas sobre si mi papel como abogado puede ayudar en algo.
Hoy estuve de guardia y confieso que en muchas de las asistencias realizadas, sabía con certeza que para conseguir esa justicia que pretendo, debería haber estado al otro lado. Esto no me ocurría en los primeros años, en los que ilusamente creía todo lo que me contaban los clientes, a los que defendía con la misma fuerza y pasión que si de mis hermanos se hubiera tratado.
Pero ahora tengo otra óptica, muy distinta. Hace ya tiempo que considero que si mi ilusión sigue siendo conseguir un mundo mejor, tal vez no deba estar ya en un solo lado, en una sola perspectiva, que me obliga a veces a defender lo indefendible, sin posibilidad de objetar razones de conciencia.
Ya sabéis, todos tenemos derecho a una defensa, pero yo ya he perdido las ganas de luchar por tres clientes que pegaron una paliza a un chico por la única razón de tener la piel de distinto color, o defender a otro que niega haber pegado a su mujer con un cable explicando que siempre utiliza la correa.
Hace ya algún tiempo que pienso que llegó la hora de asumir un papel mas activo en ese deseo por conseguir un mundo mejor, aunque también implique otras decisiones y responsabilidades que hasta hace poco me negaba a aceptar.
No creo que la vida deje de ser amarga y dolorosa para nadie al dejar de ser abogado y empezar a ejercer como juez, pero supongo que me acostaré cada noche sabiendo que con mis decisiones, o aquéllas que resulten acertadas, habré contribuido a que quienes desprecian la vida o integridad de los demás, comprendan que toda acción produce una reacción, cada causa tiene un efecto, y que sólo de ellos depende que su vida y las demás sean mejores.
Me encantaría poder trabajar con menores, porque ellos, salvo casos aislados, son el producto de la poca o nula educación que les tocó en suerte, y tal vez estemos a tiempo de hacer de ellos gente de bien y provecho.
Sé que en verdad la vida es amarga y dolorosa, aceptar eso es esencial para apartarse del sufrimiento, encontrar la liberación, pero creo que sólo podré recorrer ese camino si consigo ser honesta a cada instante.
Desde un mal día, os deseo paz y felicidad a todos.
Muchísimos besos a todos.