domingo, 31 de mayo de 2009

Una respuesta para Manuela.

Un saludo a todos de todo corazón.
Hace unos días Manuela escribió lo siguiente: 

Leí la respuesta de la maestra y estuve reflexionando sobre ella. “La vida es amarga y dolorosa”…Te hablo de mi. Tengo una tendencia a la lucha, a no claudicar ante las adversidades de la vida. Supuestamente esta primera verdad tendría que hacerme tirar la toalla. Es curioso el paralelismo con algo que explicaba el otro día una doctora que ocurre con los moribundos, ella comentaba que atraviesan tres fases: caos, rendición y trascendencia. O sea en el momento en que dejas de luchar y aceptas que vas a morir es cuando ocurre la transfiguración y el mar alborotado se vuelve sereno y refleja la luz de la Mente Clara. Tal vez la primera verdad se refiere a esto mismo, a dejar de luchar, a dejar de creer que con mi esfuerzo conseguiré ser más feliz o hacer más felices a los demás. Es cierto que vivir en el samsara es sufrir, hay personas que sufren constantemente y son muy pocos sus momentos de paz. Pero como tú decías si te dicen que tienes cáncer todo cambia y eres capaz de disfrutar de los pequeños momentos…¿Cuándo disfrutas de ciertos aspectos de la vida estas negando la Primera Verdad? ¿estas volviendo a la inconsciencia dejándote atrapar por flashes de felicidad, de alegría, de paz…? He visto a muchos budistas con un gran sentido del humor, alegres, compasivos, tiernos, dulces…¿Cómo se casa esto con la Primera Verdad? A mi hay cosas que aun me parecen maravillosas en esta vida aunque intento estar consciente de la impermanencia pero eso a veces las hace aun mas hermosas y profundas.

Intentaré explicarme de la forma más clara posible, sin entrar en términos budistas para hacerlo accesible a cualquier lector, independientemente de sus creencias. 

Las personas solemos vivir en busca de la felicidad y huyendo del sufrimiento de forma lógica y natural. Lo que ocurre es que partimos de una base errada. Hemos dado por hecho que esa felicidad va a residir en las cosas, objetos, y situaciones que nos dan placer y que decididamente nos gustan. Inmediatamente después el huir, negar, y el luchar contra las cosas que nos provocan dolor y malestar nos parece igual de correcto y necesario. 
Así que ¡manos a la obra! 
Pasamos la vida en este devenir entre lo que cada uno de nosotros decide como bueno y como malo sufriendo profundamente de forma espiritual en el proceso.
¿De dónde parte ese punto de anclaje? ¿Por qué basicamente una cosa será mala y otra buena para nosotros? 
Ya se sabe: la memoria y los diferentes condicionamientos, como la familia, los amigos, experiencias y todo eso...
Un ejemplo a ver si queda del todo claro:
Cuando era pequeña la señorita Z aprendió que tener un esposo era la mayor felicidad. De hecho una vez creció ha empleado esfuerzo y tesón en conseguir su objetivo, cosa que cree sin duda le dará la mayor de las felicidades. Sin embargo su camino no ha sido fácil, y se ha encontrado con desengaños varios, y hasta algún novio maltratador. Hoy la señorita Z no tiene pareja y vive muy infeliz, totalmente incapaz de vivir plenamente, ya que le falta algo. Además también aprendió que la soledad es un mal terrible y reprochable. Así que además de buscar esposo intenta evitar quedarse sola a toda costa... 
¿Entiendes?
El punto no se encuentra en los objetos externos. Estos van y vienen de aquí para allá. Hoy los tienes mañana ya se verá... El "quid" de la cuestión está en la actitud que tomamos ante lo que sucede ante nuestra mente. 
Así mismo el señor Buda dijo: "La mente en su origen es luminosa". Lo que quiere decir que la paz y serenidad existen ya, aquí y ahora, en este preciso momento. Dijo: "La mente en su origen es luminosa, se mancha con la presencia de corrupciones". 
¿Qué corrupciones? 
Pues todo ese barullo mental de "quiero", "deseo", "mío", y "para mí", y también de "no quiero", "no deseo" (o miedo), "no mío" y "no para mí", por simplificarlo de alguna manera. 
Mientras vivamos de esta forma compulsiva entre lo que creemos positivo y lo negativo habrá sufrimiento.  Cuando podamos realizar este conocimiento y dejar de "hacer barullo", la paz y la calma aparecerán de forma espontánea en la mente. Sin conflicto.
Dice el dicho: "Si mantienes la mano abierta todo el desierto pasará entre tus dedos, si cierras el puño apenas podrás asir un poco de arena".

Si toca fiesta disfruta de la fiesta, si toca drama saca pañuelos de papel. 
Quizá un día descubras que fiesta y drama no son más que pequeños juegos de niños.

Gracias por exponer tus cuestiones y por el bien que le hacen a otras personas.

viernes, 22 de mayo de 2009

Una pregunta

Hola a todos:
Todos somos capaces desde bien pequeños de eludir el dolor físico, al menos aquél que está en nuestras manos evitar.
Tenemos cuidado al saltar, evitamos quemarnos, manejamos con tiento los cuchillos... tomamos analgésicos ante el primer síntoma de dolor.
Cual será la razón de que no sólo no evitemos el dolor interior, el sufrimiento espiritual, sino que, a menudo repetimos conductas que nos hacen daño? que nos alejan de la felicidad?
Conozco gente trasplantada de dos pulmones, que se vió casi en el final... y pasado un tiempo ha vuelto a su antigua vida. Gente que superó un cáncer y sigue dejándose la vida en el trabajo para conseguir más y más cosas que no podrá llevar en su último viaje, ni le dan una felicidad real y duradera, tan sólo momentos de placer o bienestar. Tampoco quiero dar una visión pesimista. Mucha gente sí reaccionó, pero a qué precio.
Por qué actuamos así? qué necesitamos para aprender a separar lo importante? Necesitamos de verdad verle las orejas al lobo?
Muchísimos besos a todos.

jueves, 21 de mayo de 2009

Sólo dos palabras.

Un saludo a todos de todo corazón.

Charlaba el otro día con un compañero que me hablaba de su casa de la playa, de la cantidad de chicas con la que se acostaba los fines de semana, de cómo había comprado aquel televisor de plasma tan grande y tan caro, etc, etc...
No es que estuviera intentando quedar por encima de nadie. Simplemente es que mi querido colega me quería preguntar que, comparado con su nivel de vida, y con lo feliz que era, ¿qué podría ofrecerle el budismo?.
Había estado viendo los vídeos del curso en Youtube, y tenía curiosidad.

Sin querer ser demasiado brusco, e intentando elegir un vocabulario que pudiese entender, le comenté:
- Es un juego de la mente el querer instintivamente buscar objetos "ahí fuera", momento a momento. Por eso cuando has hablado del budismo, inmediatamente lo has transformado en un premio, un "algo" que se conseguirá después de un tiempo determinado.
Pero puedo decirte que el budismo podrá enseñarte a cambiar los puntos de vista erróneos que te hacen valorar las cosas como lo haces actualmente.

- ¿Qué puntos de vista?. ¿Acaso tener una casa en la playa es un error?

- No, no tiene por qué serlo. Pero lo que ahora disfrutas como una casa, o un coche, no te está recompensando con una felicidad duradera y estable. De hecho, es todo lo contrario. Hoy te da la felicidad y mañana se puede convertir en una carga. Así es la naturaleza de las cosas. A veces algo insignificante, como dos simples palabras, pueden dar la vuelta a tu mundo.

- Eso me gustaría verlo. Este fin de semana me voy de viaje. ¿Qué dos palabras son ésas?

- TIENES CÁNCER - le dije muy despacio. Mi colega guardó silencio con la mirada perdida -. Tan sólo dos palabras pueden hacer que todo lo que te importa pierda su sentido. Así de voluble es el mundo de la mente caprichosa.

Usé un ejemplo brusco. La sutileza no suele ser muy útil cuando se trata de apuntar a la ignorancia de la mente.
Si nos dicen esas dos palabras, la comida deja de tener sabor. El sexo no nos llama la atención, y el futuro deja de ser eso que siempre estará allí esperándonos.

- El Budismo - continué - puede aclararte cómo ése pesimismo que te embarga ahora, tan impermanente como todo lo demás, sigue perteneciendo a este juego de causa y efecto, donde todo lo que nace más tarde o más temprano tiene que morir. Sin embargo, como te digo, sólo se trata de un punto de vista equivocado, y no sólo a nivel intelectual. Disipando la niebla de la ignorancia y el error, el sol de la mente clara y pura podrá brillar con todo su esplendor.

No tengo la menor duda de que mi colega entendió a dónde apuntaban las palabras.

¿Entendiste tú?

sábado, 16 de mayo de 2009

Voy a andar

Hola a todos:
Algunas veces, cuando tengo el alma tranquila, puedo ver muchos colores, oler la tierra y querer a los demás con todos sus defectos.
Pero confieso que eso me ocurre pocas veces. Unas por demasiada alegría, me traducen el mundo en mil colores irreales, otras por lo contrario, lo sumen en una escala de grises mas o menos oscuros.
Tengo claro que el color del mundo es el que es, y lo que cambia es mi punto de vista, mi estado de ánimo y mi tranquilidad... o mi no tranquilidad.
También tengo claro que mientras siga permitiendo que esa tranquilidad, o serenidad, o bienestar, me llegue desde el exterior, durará poco y será poco intensa.
Así que he decidido que llegó la hora de intentarlo. Creo que llegó el momento de intentar alcanzar un poco de paz.
Siempre he sido eminentemente racional. Siempre analizando, siempre pensando. Tal vez llegó la hora de avanzar un paso, o de intentarlo, aunque no suba un escalón. Porque seguro que el simple movimiento hará que vea que el escalón en el que ahora estoy no es más que un peldaño en una escalera, un tramo de un camino, no mas seguro que otro, no mejor ni peor que el resto de la andadura.
Sé que donde me encuentro no es un lugar estable, sé que a veces la tierra desaparece bajo mis pies, y como decía Luis Miguel caigo al pantano.
No es que crea que el los siguientes tramos de ese camino no vaya a caer una y otra vez al pantano, pero tal vez llegue a ver donde agarrarme y no caer, o tal vez las caídas dejen de ser tan duras.
Al menos al principio, no andaré sola, tendré un guía, aunque los pasos los deba dar yo. Pero algo tengo claro y es que poco o mucho algo andaré, algo avanzaré y eso, en este momento de mi vida, ya es una importante ayuda.
Muchas gracias y muchísimos besos a todos.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Espero que esté cerca

Hola a todos:
No dejo de hacerme una y otra vez la misma pregunta, sin encontrar respuesta. Por qué la mente nos engaña? O dicho de otra manera, por qué nos aleja de la felicidad?
O de otra... por qué sabiendo que muchas veces nos engaña le seguimos haciendo caso? Por qué permitir que determinadas reacciones se continúen produciendo y gobernando nuestros actos?
Durante muchos años, ese funcionamiento es automático y casi inevitable, pero llegados a un punto, al tomar distancia y recordar, comprendemos cual es su funcionamiento, y que confundimos felicidad con cosas que en realidad tan sólo nos conducen a un cierto placer temporal.
Seguimos buscando fuera, y dependemos del exterior, de la opinión de los demás, de sus reacciones, de si llueve o hace sol, de todas esas cosas impermanentes, aún sabiendo que ese camino no nos lleva a ninguna parte.
Me siguen sorprendiendo mis reacciones, me desespera seguir tropezando en las mismas piedras que ya tanto conozco, pudiendo saltarlas, pero cuando voy a darme cuenta de que se pueden rodear, o saltar, ya me caí tropezando con ellas.
Supongo que cuando alcanzas la felicidad real, la interior, la que permanece, la que no depende de mas nada ni nadie ajeno a uno mismo, dejas de desear cosas que te apartan de ella, dejas de sentirte influenciado por lo que te rodea, sabiendo que sólo está ahí y que no depende mas de tí de lo que tu aceptes.
Supongo también que el día en que me sienta que sencillamente formo parte del todo, y que sus movimientos son los normales y como tal los entienda, sienta y acepte, habré dado un gran paso, pero tengo claro aún no lo he dado.
Espero que esté cerca...
Muchísimos besos a todos.

martes, 5 de mayo de 2009

Charla "Depresión, Ansiedad y Estrés" en Lucena. PARTE 3

(Tras la interrupción técnica de la grabación):
F.S:... estamos hablando de personas que están sufriendo, así que me voy a centrar en la persona en sí. Por lo que en este momento, aquí hay una persona que dice que sus problemas familiares son los que le están arrebatando la felicidad. Ésta es su realidad. Es bueno que nos demos cuenta de que no podemos meternos dentro de la cabeza de nadie. Y por lo tanto, no podemos juzgar a nadie. Cada cual es un universo en sí mismo, y no vamos a poder tener su vida, experiencias, recuerdos. ¿Cuántos errores cometemos cuando empezamos a "malpensar"de unos y de otros, y a juzgar? "A Fulanito sólo con verle ya sé por dónde viene"... (muchos asienten, otros sonríen)
Otra causa de felicidad diferente.
INT: Ser feliz conmigo misma.
F.S: ¿Y eso cómo lo hago?
INT: Aceptar que la vida es así, y que no hay que mirar hacia atrás...
F.S: Esa respuesta es muy buena. Nos decimos que las cosas son como son. Pero hay que tener mucho cuidado con no entrar en una fase "mártir". Hay una barrera muy fina y muy fácil de traspasar. "Dios lo manda", ¿verdad?. No quiero meterme con cualquier otra religión, no se trata de eso. Pero por estas tierras es muy común ese aire de martirio que le damos a todo lo que nos ocurre.
INT: Hay personas que somos más fuertes que otras.
F.S: Ser feliz consigo mismo, eso es un buen comienzo. Creo que hemos comprobado que cada uno de nosotros va a tener un punto de vista muy personal de qué nos va a hacer feliz y dónde debe comenzar la búsqueda. Observemos como muchos de los jóvenes, por ejemplo, tienen una imagen de felicidad muy a corto plazo.O como dicen en el fútbol, "jugar a regate corto" Ellos sólo piensan en el fin de semana.
INT: Así es.
F.S: Y de alguna manera es a su vez respetable. Porque es la forma que tienen de ver su realidad. Con las herramientas que tienen sólo buscan la felicidad en lo que disfruten el fin de semana, en los ligues, en beber alcohol o en las drogas... Puede que durante el resto de la semana vivan un infierno, pero sus miras sólo se orientan a esos momentos. Ésa es su causa de felicidad.
A ver, digamos otra causa de felicidad.
INT: Yo pienso que la vida es bella si uno se lo propone. La vida es bella. Pensar siempre bien y en positivo...
F.S: ¿Por qué no? Ésa puede ser la solución de usted. Estamos enumerando causas diferentes.
(Silencio)
El sexo.
Nadie habla de sexo. O somos todos muy puritanos o unos mentirosos (risas).
Hay toda una industria a nivel mundial, y no me refiero al cine X... La ropa, el cine, la música, ponerse en forma, etc, etc... Hay mucha orientación hacia el sexo.
(Entran dos personas más)
Es otra causa de felicidad. No estamos juzgando nada, ¿de acuerdo? Hay personas que orientan su felicidad en esta línea, sea yendo de caza, o pagando (risas).
Pero hay más causas de felicidad: El dinero. ¿Cuántos nos dedicamos sólo a trabajar, trabajar, trabajar...? O hacemos cosas que no debemos sólo por tener mucho de eso... Más, más y más. Siempre quiero más, porque si tengo mucho, dentro de un tiempo, en el futuro, seguro que vamos a ser muy felices. Cuando tenga el coche, desearé la casa, y cuando ésta sea mía... Es un saco sin fondo.
¿Alguien aporta alguna causa más?
(Se oyen varias respuestas no audibles en la grabación)
Comprendo que estamos en un centro como éste, frente a un hombre con la cabeza rapada y vestido así, pero es importante que hoy hablemos de situaciones que sirvan para el día a día (golpea el suelo con el puño) Estamos en la tierra, ¿de acuerdo?
(Silencio)
¿Sabéis que es lo que tienen en común todas estas cosas de las que estamos hablando? El dinero, el sexo, el poder, el trabajo...
Hay personas en esta sala de diferentes generaciones, y parece que las causas de felicidad cambian conforme avanzamos en la vida, ¿no? El joven quiere el cochazo, ligar, más adelante los hijos, la familia, y al final del camino... la salud. "Ay, como me duelen las rodillas. Pues yo tengo peor la espalda que tú", ¿verdad? (risas)
Pero pregunto de nuevo, ¿qué tienen todas estas cosas en común?
Hoy contamos entre nosotros con un "pedazo" de maestro que está allí atrás sentado. Juan, por favor, díme. ¿Qué tienen todas estas cosas en común?
JUAN BORGE: Que nada de eso permanece. Todo eso, más tarde o temprano desaparece. Los problemas, las posesiones, son impermanentes.
F.S: Ahí le has dado de lleno. Son situaciones externas a nosotros y como tales, impermanentes. Ponemos toda la felicidad, todos los sueños, toda nuestra energía, en cosas u objetos que están "ahí fuera". Y como objetos externos son temporales. Siempre decimos "lo conseguiré". No es una felicidad (golpea el suelo con el puño nuevamente) aquí y ahora.

(Continuará)