Un saludo a todos de todo
corazón.
Como algunos ya saben, tenemos un
pequeño grupo en WhatsApp. La semana
pasada plantee un tema y surgieron muy buenas respuestas. Sobre todo muy sabias.
La pregunta que se había hecho
era: “¿Qué le podíamos decir a una
persona que está enganchada a una relación sentimental tóxica, en el caso de
que nos pidiera ayuda?”.
Mi opinión personal pasa por
hacer primero unas preguntas:
¿Esta
persona quiere realmente ayuda?
¿Puede
otra persona ayudar de alguna manera?
Todas estas situaciones pasan por
ser apego en acción.
Nos
apegamos a un tipo de relación, y hacemos todo lo posible por engañarnos para
creer que así somos más felices. En realidad si hiciésemos un balance de lo que
recibimos entre dolor y placer, lo más probable es que el dolor ganase por
goleada. Pero lo más importante es saber si la persona quiere realmente salir
de esa situación.
¿Por qué no querría salir de ahí?
Pues básicamente por el miedo.
Los apegos suelen llevar el miedo como motor principal. Miedo a lo que podría
pasar si tuviese que afrontar una vida sin ese apego. De nuevo la persona no
valora desde la realidad el balance entre placer y dolor.
Es como cuando una persona
anoréxica se mira en el espejo y, lejos de ver un cuerpo escuálido y
esquelético, se “encuentra gorda”.
Ese fallo de percepción que pudiera considerarse locura es lo que en budismo
llamamos la ignorancia de las percepciones.
Si la
persona en cuestión tiene miedo, o sea si está muy apegada, habrá muy poco que
hacer.
La
segunda pregunta se enlaza con la primera.
¿Puedo
ayudar realmente a alguien?
Pues la
respuesta es no. Es un no con matices, pero no hay nada que pueda hacer para
romper ese apego.
Si acaso
puedo intentar llevar un poco de luz a su desconocimiento. Puedo enseñarle como
sus sufrimientos no compensan el poco placer que recibe. Puedo hacer que tome
conciencia de que es su miedo el que causa su ignorancia, y no la causa externa
en sí.
Si el
ejemplo de la relación tóxica no lo deja claro, pensemos en alguien que dice
que “debería dejar de fumar”. Sólo si
de verdad quiere hacerlo, si de verdad se hace consciente de los sufrimientos
que tiene, y lo que es peor, de los que puede acarrearse, podrá dejarlo.
Pero si
no es el caso, hará todo lo que una persona apegada hace: buscará excusas y se las creerá.
“No tengo fuerza de voluntad” “Soy débil” “El tabaco puede conmigo” o “él
no me dejará”, etc, etc, etc…
EXCUSAS.
O como
diría el señor Scrooge en “Cuento de
Navidad”:
¡PAPARRUCHAS!
Así que,
en el caso de que seas una persona apegada tienes que saber que sólo tú tienes
dentro el poder de liberarte… cuando decidas hacerlo.
Porque
se trata de tomar una decisión y llevarla a cabo.
Gracias
a todos por estar ahí fuera, al otro lado de la pantalla, del WhatsApp, de la
clase…
GRACIAS.
2 comentarios:
Es totalmente cierto: todo nace de nuestro interior. Uy, casi lo había olvidado. Gracias.
Por cierto, copio la entrada -con tu permiso- para tenerla siempre conmigo (y así, poder mantenerla presente). Gracias, otra vez. (Soy el anonimo anterior)
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