jueves, 26 de enero de 2012

IGUALDAD DE LA MUJER EN EL BUDISMO

En aquel entonces, una mañana temprano la monja Soma se vistió y, tomando su cuenco y el hábito exterior, entró a Savatthi en busca de las limosnas. Después de haber caminado en Savatthi en busca de las limosnas, y haber retornado de esa su habitual ronda de buscar comida, luego de haberse alimentado, fue a la arboleda del Hombre Ciego para la morada diurna. Habiendo penetrado dentro de la arboleda del Hombre Ciego, se sentó al pie de un árbol para la morada diurna.

Entonces, el Mara, el Malvado, deseando causar miedo, trepidación y terror a la monja Soma, deseando hacerla caer de la concentración, se acercó y se dirigió a ella en verso:

Aquel estado, alcanzable solo por los videntes,

Es difícil de alcanzar,

No puede ser alcanzado por una mujer,

Con su sabiduría de tamaño de dos dedos.


Entonces, a la monja Soma se le ocurrió el siguiente pensamiento: “¿quién es éste que recita el verso –un ser humano o un ser no humano?” Acto seguido se le ocurrió esto: “este es el Mara, el Malvado, quien recita el verso deseando causarme miedo, trepidación y terror, deseando hacerme caer de la concentración.”

Entonces, la monja Soma, habiendo entendido “este es el Mara, el Malvado” le replicó en versos:

Qué importa la condición de mujer

Cuando la mente está bien concentrada,

Cuando el conocimiento fluye sostenidamente,

Como en alguien que ve el Dhamma correctamente.

Alguien en quien puede ocurrirse:

“Soy mujer”, “soy hombre”

O “soy cualquier otra cosa”,

Se hace apto a dirigirse al Mara.

Entonces, el Mara, el Malvado se dio cuenta de eso: “la monja Soma me conoce”, por lo cual, triste y decepcionado desapareció de allí.

Extraido del Sutta Pitaka / Samyutta Nikaya (1-11)


No hay comentarios: