jueves, 6 de enero de 2011

La magia.

Hola a todos:
La historia que ha escrito Luis Miguel sobre los Reyes Magos me ha inspirado muchas cosas. Creo que lo que cuenta es muy real, todos llevamos dentro, formamos parte de los Reyes Magos que regalan ilusión a su mágico paso, simultáneamente reparten regalos a todos y en todas partes.
Ese niño de doce años lo capta con facilidad, aún no se ha "estropeado", aún no mantiene sólo como real y verdadero lo que su mente maquina, como lo hacemos los adultos.
Cuando eramos niños, lo importante eran las cosas que sucedían a nuestro alrededor, y aunque nos invadía una tremenda curiosidad conocer el orígen y la explicación de todo, no restaba importancia a lo que a nuestro alrededor sucedía. Los Reyes eran Magos, y aún con muchas dudas y preguntas sobre cómo podían saber y acertar exactamente con nuestros gustos, o la forma en que podían repartir los paquetes de tantos niños a la vez, lo realmente importante era que existieran y nos trajeran regalos.
Y así ocurre con todo. Los niños centran sus importancias en lo que a cada momento ocurre delante de ellos. No resta belleza a un arco iris conocer el porqué de su impresionante despliegue de colores, les interesa saber, lo preguntan, pero su atención se centra en mirar y disfrutar.
Los niños lloran con intensidad, se acaba el mundo cuando su madre les insiste en ponerse un pijama si eso interrumpe un divertido juego, para tres segundos después disfrutar si les pones el pijama al revés para con un juego hacer que olviden su anterior disgusto.
Y resulta fácil encontrar esa parte de nuestros ancestros magos dentro de nosotros cuando con los niños nos relacionamos. Hace unos días, un mensajero de Papá Noel les escribió a mis sobrinos unos pergaminos lacrados y remitidos desde Laponia, donde les adelantaba que había estado observando todo el año cómo habían crecido, en bondad, en valentía, en hacerse buenos estudiantes, etc, etc. Los encontramos por la mañana, debajo del árbol, nadie se lo esperaba, claro, no es algo frecuente recibir comunicaciones directas, y así se lo hice saber. Sus ojos se agrandaban a cada palabra que les iba diciendo.
Creo que disfruté mas que ellos cuando leíamos aquéllas cartas, porque me acercaron al verdadero valor de los momentos, al valor de cada instante que vivimos, el de ahora, el de este instante, no el de antes ni el de después.
Relacionarnos con niños nos devuelve a ese orígen del que todos aún conservamos algo dentro, a esa forma de mirar las cosas como lo que son a cada instante, nuevas, renovadas y todas interesantes.
Relacionarnos con niños nos acerca a la verdad verdadera e indiscutible de esta vida, que no es otra que saber que... evidentemente, la magia existe, aunque por desgracia muchos lo niegan porque lo han olvidado.
Muchos besos mágicos a todos.

No hay comentarios: