martes, 22 de septiembre de 2009

¡Toma Moreno!

Un saludo a todos de todo corazón.

Me encantan los ventrílocuos, no puedo evitarlo.
Los que vivimos en España, y ya tenemos unos añitos, nos acordamos del cuervo Rockefeller y de su ventrílocuo, José Luis Moreno (ver la foto ahí, a la izquierda). ¿Os acordáis de cómo gruñía con su grave voz, a la vez que movía sus caderas, diciendo: ¡Toma Moreno!

Creo que hay una relación asombrosamente parecida entre la que tiene el ventrílocuo con su marioneta, y la que tenemos las personas comunes con nuestro ego.

A saber:
- Las personas comunes podemos ser de muchas maneras, pero durante nuestro crecimiento hemos creado nuestro propio muñeco. Para bien o para mal, dependiendo de cómo hayamos crecido, y de las cosas que nos hayan ido inculcando los demás, esta marioneta va madurando y creciendo.
- Esta marioneta, no está siempre a mano. Sólo aparece en determinados momentos.
- Aunque de primera pueda simular ser una herramienta muy útil, siempre, repito: siempre que la usemos vamos a acabar sufriendo de una u otra forma.
- Con el paso de los años se pierde, a diferencia del ventrílocuo, la capacidad de distinguir lo que es muñeco y lo que no. Todo pasa a ser la marioneta, ocupando el 100% de nuestros esfuerzos. A pesar de lo dicho en un punto anterior, a base de repetición, se dejan de distinguir los espacios en los que el muñeco no aparecía.
- Algunas personas incluso llegan a desarrollar varias marionetas, que van usando dependiendo de las situaciones de sus vidas.
- Cada palabra que escapa de la boca de un muñeco es creída como un dogma, no se crea la más mínima duda. Sus deseos son órdenes, y sus caprichos nuestras misiones más urgentes.
- También se pierde el amor por las otras personas comunes. Las marionetas son agresivas cuando defienden sus intereses. La agresividad, el odio, la codicia, el rencor y la envidia están muy de moda entre los muñecos.

Muy pocas veces, existen personas que, en un determinado momento de su vida, se dan cuenta que la pesada carga que tienen en sus brazos no es más que ¡un simple muñeco de madera!
Con alguna sabiduría y esfuerzo, consiguen escapar de la rutina de usarlo y lo guardan en un cajón la mayor parte del tiempo. Algunos incluso, los más arriesgados, sujetan con fuerza a la marioneta, (que en esos momentos suelen lanzar improperios, mordiscos y patadas), y la tiran al precipicio más próximo.
Pero como digo son pocos los valientes y los sabios.
El resto continúa cargando con sus muñecos, y sus baúles (sí, sí, a las marionetas les gusta acumular las más variadas y pesadas cosas).
Puede que en este momento se haya creado en ti una pequeña duda.
"¿Un simple muñeco de madera?"
Pero al mirar hacia tus manos, escuchas una voz grave y harto conocida que te grita:

¡TOMA MORENO!

Gracias a todos por estar ahí fuera.


3 comentarios:

Eugenio Criado dijo...

Estupenda comparativa del Ego con ROkefeller... y ya en plan de broma... prejuzgando con lo que se escucha sobre el Moreno.... ¿no le habra pasado a el lo contrario...que en Rokefeller quedo lo bueno que tenia el Moreno?
la verdad que hecho de menos verlo... voy a darme una vuelta por youtube.. jejeje.

mariola dijo...

Hola a todos:
Buenísimo y muy cierto. Además creo que en la mayoría de los casos, no nos damos cuenta de lo que manda el muñeco, aunque sí lo reconozcamos con facilidad en los demás. Para variar.
Me parece que el mío ha estado últimamente muy presente. Tendré que guardarlo y encerrarlo bien.
Muchísimos besos a todos.

Pedro Estudillo dijo...

Y si fuera sólo un muñeco.... Por desgracia creo que solemos tener demasiados muñecos en el baúl, uno para cada ocasión, según nos convenga.
Y así nos va.
Muy buena la comparación.

Un fuerte abrazo.