El texto original dice así:
Lo apreso con feroz lucha.
Su gran poder y voluntad son inagotables.
Desde la colina embiste a la inalcanzable nube lejana,
O permanece en un barranco impenetrable.
Su gran poder y voluntad son inagotables.
Desde la colina embiste a la inalcanzable nube lejana,
O permanece en un barranco impenetrable.
Ahora nos conocemos el uno al otro.
Puedo escucharte mugir y decirme las cosas tan duras que me dices. Pero comprendo que así es tu naturaleza, así que lucharemos si es lucha lo que quieres. No es derrotarte lo que pretendo, a pesar de tu furia y de tu insistencia.
A veces parece que te tengo dominado, pero basta un segundo de despiste para que nuestra situación vuelva a como estaba en un principio.
La paz y la serenidad duran cada vez más tiempo, pero no puedo olvidar que apenas nos separa una débil cuerda.
Puedes embestirme y cornearme, pero como he dicho ahora nos conocemos el uno al otro.
No hay lugar donde puedas esconderte.
Gracias a todos por existir.
2 comentarios:
Por mucho que intentemos domar al toro, siempre será un animal bravo que no le gusta que le acorralen ni le aten.
Mejor buscar su amistad mostrándoles nuestra confianza y guiándole a los mejores prados.
Un abrazo.
Es verdad lo que dices Pedro. El toro lucha sin cesar y aunque a veces lo sujetes, siempre vuelve a soltarse.
Lo que me pregunto es si algún día desistirá de esa lucha, si en algún momento se tranquilizará un poco y dejará de embestir y cornearme... porque por mucho que le mire a los ojos y lleguemos a conocernos, su fuerza sigue siendo mayor que mi capacidad para escucharle.
Tal vez no deba esperar que se tranquilice, tal vez deba aprender a ser un mero espectador, pero cuando me cornea a mi, limitarme a mirar no resulta fácil, por no decir imposible.
De hecho, aún lamo las heridas que me causó este pasado domingo...
Muchos besos a todos.
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