martes, 24 de marzo de 2009

Mi parcela privada


Hola a todos:
Ayer mañana, en el coche, escuchaba un programa de radio en el que formulaban a los oyentes la siguiente pregunta: tienes un precio para vender tu vida privada?
Al parecer, se trataba de una crítica a un suceso ocurrido en otro país, en el que una chica vendió a la televisión su vida, para conseguir dinero para sus hijos tras su muerte.
Hubo contestaciones de todo tipo, pero la mayoría, al hablar de su privacidad, se referían a esas actividades cotidianas puramente fisiológicas, de carácter marcadamente privado. Ni uno solo de los que yo escuché, hablaban de su privacidad mas allá de dichos contenidos, de los que no niego su importancia, pero... es eso realmente nuestra parcela privada?
Para mi no, evidente y rotundamente, diría que no.
Pero si tuviera que determinar qué parte de mi vida condeno a la privacidad y el por qué de esa asignación, me surgen mil dudas y preguntas.
Por qué parte de mis pensamientos y sentimientos son condenados a la oscuridad?
Por qué otros ven la luz?
Qué diferencias existen entre unos y otros para clasificarlos de este modo?
Intento ocultar algo?
O pretendo aparentar algo que realmente no soy pero es lo socialmente aceptable, o yo así lo creo?
Siempre fui tremendamente reservada, y cuando algún día descubrí que una confidencia mía ya no era tal por haber sido contada a terceras personas, aquel que un día fue mi confidente fue condenado al infierno de las relaciones de ascensor, y mi “amistad” se redujo a la información sobre meteorología.
Pero me pregunto qué mal habrá o qué daño me podría causar el conocimiento ajeno de esa parte de mi vida que con tanto esfuerzo pretendo preservar.
Supongo que es tan solo una cuestión de mera inseguridad. Supongo que me siento protegida cuando mantengo el control del conocimiento que los demás tienen de mí. Creo que si dosifico dicha información y sólo permito que trascienda de mi mundo al exterior esa parte que considero fuerte y respetable, así seré tratada por los demás.
Y entonces, surge otra duda. Cuando yo tengo acceso a los sueños de un amigo, a sus sentimientos, sus miedos o debilidades... le valoro menos o más? Depende lo que yo siento hacia los demás de la información que tengo de ellos, de si conozco o no sus más íntimos secretos? Honestamente tengo que reconocer que cuanto mas conozco a alguien, de forma global, cuanto mas conozco de su persona, de sus miedos y sentimientos, de sus deseos y sueños, mas cómoda me siento y mas cercana, y la relación fluye a más y a mejor.
Tal vez sea ya hora de dejar los engaños, tal vez el mundo que me rodea no se merezca tener una imagen sobre mí que nada tiene que ver conmigo.
Tal vez llegó el momento de contar que me emocionan cosas tan simples como un amanecer, la indescriptible belleza de un paisaje, o un gesto de ternura... que me apasiona escribir, que disfruto la soledad y a veces la temo...
Tal vez llegó el día de dejar de ver enemigos por todas partes y de proteger con ahínco esa parcela que seguro tanto dice de mí. Pero claro está, sin precio... porque si lo hubiera, si lo aceptara, seguramente no vendería mas que aquéllo que se pudiera pagar, y los buenos sentimientos no se cotizan muy alto.
Muchísimos besos a todos.

1 comentario:

Pedro Estudillo dijo...

Tu sinceridad ya dice mucho de tu parcela más íntima.
Demasiado a menudo, con la intención de protegernos del "exterior", lo único que conseguimos es enterrar nuestro mundo interior, el más hermoso y auténtico de todos.

Un abrazo.