lunes, 1 de septiembre de 2008

Cuando cambió?

Hola a todos:
Os voy a contar una pequeña historia, ya que tengo una terrible duda, a ver si alguien me puede ayudar. Empezaré con un breve relato sobre mi vida.
Yo nací hace muchos años, según me contó mi madre, porque, aunque parece ser que yo estaba allí, no lo recuerdo. Y será verdad si lo dice ella, pero claro, después me enteré de que tampoco estaba mi padre, porque creía que era una inocentada (yo nací un 28 de Diciembre), pero bueno, aunque mi padre no lo presenciara y yo no lo recuerde, si mi madre dice que nací, será que es verdad, porque mi madre podrá tener muchos defectos, pero, mentirosa, no es.
Parece que pasó tiempo y tiempo, tampoco me acuerdo, me lo han contado, y empecé a hablar, a andar, comer sola y esas cosas que hacen los niños y celebramos como si hicieran algo espectacular, cuando en realidad el niño habla que no se le entiende, se le cae más comida de la que consigue meterse en la boca y cada tres pasos se da un castañazo.
Presupongo yo que si aprendí a hacer estas cosas como el resto de los niños, es que dentro de mi cabeza habría algo y no la tendría encima de los hombros sólo para separar las orejas, pero lo cierto es que mi primer recuerdo, o uno de los primeros, fue cuando tenía casi tres años y me metieron en un colegio de monjas, con un uniforme que tenía un cuello de plástico rígido y no se podía casi respirar.
Recuerdo aquél cuello como deben recordar los perros su primer collar, como un castigo, aunque debí acostumbrarme pronto, porque sólo guardo la imagen del primer día, comiendo pipas en el recreo (me las pelaba una niña mayor). De aquel colegio y de su uniforme, no recuerdo nada mas. Igual es que me echaron y mi madre eso no me lo contó.
Pero aún teniendo recuerdos de aquélla primera infancia, este y algún otro (el suelo del pasillo que era a cuadros rojos y blancos como un tablero de ajedrez), el funcionamiento de mi mente debía ser bastante limitado. Supongo que, por aquel entonces, me fiaba mucho más de mis instintos y de mi corazón de lo que después me acostumbré a hacer.
En qué momento se produjo ese cambio? Cuando dejamos de escuchar a nuestro corazón? A nuestros instintos? Nuestras intuiciones?
Veréis, todo esto que os cuento, un poco en plan de broma, me viene a la mente por algo que leí la otra mañana mientras desayunaba. En un sobre de azúcar había una frase de John Steinbeck que decía algo como esto:
“El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir”
Si hacemos esto es porque en un momento dado de nuestras vidas, nos olvidamos de nuestro corazón y nos centramos sólo en escuchar y alimentar nuestra mente, porque, estaréis de acuerdo conmigo en que, cuando éramos niños, comíamos cuando el cuerpo nos lo pedía, bebíamos con sed y no perdíamos el tiempo en hablar del calor que hace en verano al subir en el ascensor.
Muchísimos besos a todos.

5 comentarios:

Juan Miguel dijo...

Te contesto de acuerdo a los entendidos y es que nosotros tenemos ciclos septuples, o sea, de 7 años, ese es el primer gran cambio y así cada 7 años. Si en esos primeros 7 no hubo un trabajo en cultivar otras cosas o forma de ser, como lo era el guiarte por la intuición... pues como todos se te cierra la conciencia un poco, el sistema de sociedad presiona porque sea así.
saludos

Pedro Estudillo dijo...

Hermosa entrada, Mariola, y más profunda de lo que pudiera parecer en un principio.
¿Cuándo perdemos la libertad? También a mí me gustaría saberlo, sobretodo por si ese dato me ayuda a recuperarla.
Si lo averiguas no olvides decírmelo.
Un beso.

Anónimo dijo...

¡Hola Mariola! Tengo que confesarte que al principio me esperaba la famosa frase de Gila: "¡Hola, he nacido!". Pero mira, yo creo que lo importante no es saber en qué momento perdimos la libertad, a no ser que eso nos sirviera para remediarlo y me temo mucho, que ya pasó. Lo único que se puede hacer ante un hecho así, del que no se puede hacer AHORA nada es resignarse y no andar lamentándose. Lo importante es lo que AHORA podamos hacer al respecto.
Un abrazo y gracias por este artículo cargado de humor. El humor es vida.

Luis Miguel dijo...

Un saludo a todos desde el corazón.
Las personas vivimos de conceptos y no de realidades. Ahí es el punto donde se perdió la libertad. Dejamos de vivir en el mundo para formar parte de el teatro social. Entonces alguna vez, alguien pensó que se debería de comer a unas horas determinadas porque eso era lo mejor. Simplemente. Se creó ese concepto. Y pasamos la vida intentando amoldarnos a conceptos que muchas veces nada tienen que ver con la realidad.
Si en ese momento un niño no tiene hambre...¿qué debemos hacer?
Pues lo normal es que obliguemos al niño a comer. Su cuerpo, que es lo real, lo tangible, le dirá "no tengo ni pizca de ganas". Será violento, un gran conflicto. Y por la fuerza más tarde o más temprano el niño cederá. Se amoldará. Se domesticará.
Ahí se perdió la libertad.
Hay conceptos para todo. Pasamos la vida malgastando energía llenos de conflictos.
Una guerra constante.
Gracias a todos por estar ahí fuera.

Hada Saltarina dijo...

Mariola, te felicito por la profundidad de tu razonamiento y por lo magníficamente expuesto. Me has hecho disfrutar un buen rato.
Un abrazo